¿POR QUÉ SE MUERE EL AMOR?
“Para hacer que una lámpara esté siempre encendida, no debemos de dejar de ponerle aceite”.
Santa Teresa de Calcuta
Cuenta una vieja leyenda que en un lejano país llamado el REINO DE LOS MALOS SENTIMIENTOS, el emperador era muy feliz logrando que en sus dominios imperaran los malos sentimientos. Quería que existiera el TEMOR, para que por medio de él, fueran obedecidas todas las órdenes y leyes que estableciera. Quería que estuviera presente el ODIO para que sus súbditos le ayudaran a eliminar todo lo que a él le molestara, fueran personas, animales o vegetales.
Algo que lo trastornaba, era que no hubiera VENGANZAS, él quería enemistar a los ciudadanos ente sí, para que se ofendieran y se vengaran unos de los otros. Se difundían falsas denuncias de un amigo contra otro; dichos que no se habían dicho, todo con el fin de enemistar y lograr que aflorara la venganza para su deleite.
La ENVIDIA lo hacía enloquecer de alegría y para provocarla dispensaba algunos favores para que los no favorecidos, se llenaran de envidia y pelearan con los otros. Elogiaba públicamente a ciertos ciudadanos, adjudicándoles méritos lo cual, generaba más envidia y aumentaba el disfrute del monarca.
En ese ambiente que el rey provocaba, se lograba mantener el RENCOR, el cual anidaba en los corazones de los súbditos y se traducía en una mezcla de terribles malos sentimientos, que impedían que el PERDÓN pudiera asomarse por sus dominios.
Pero un día llegó la ENVIDIA a avisarle al REY que había por allí un sentimiento que estaba socavando la tranquilidad del reino. Indignado el rey gritó:
- ¡No puede ser, los malos sentimientos son tan fuertes, que nadie los podrá vencer!
Con pruebas en la mano, la envidia le demostró cómo el AMOR, un sentimiento que el rey no conocía, estaba venciendo al odio, a la envidia, al rencor y que incluso, estaba apareciendo públicamente el PERDÓN. “Eso sería el fin de mi reinado”, exclamó furioso y convocó a una asamblea extraordinaria con todos los MALOS SENTIMIENTOS. ¡Que no falte ninguno, tenemos que formular un plan de ataque para acabar con ese enemigo; el AMOR no será más fuerte que todos nuestros malos sentimientos unidos!
Obediente, el emisario convocó a todos los MALOS SENTIMIENTOS, sin olvidar a uno que casi nunca aparecía, era la INDIFERENCIA y se le advirtió: Esta vez no podrás faltar, es una orden del soberano.
Se celebró la asamblea y el rey recibió la explicación de cómo cada uno había introducido su MAL SENTIMIENTO en todos los habitantes; lo habían hecho bien, pero nadie se explicaba por qué ya no daba los resultados esperados. Los MALOS SENTIMIENTOS temían los peores castigos. Cuando el rey estaba a punto de lanzar sus amenazas, el sentimiento de la INDIFERENCIA tomó la palabra y dijo:
- Majestad, tal vez se deba a que yo he estado ausente viviendo conforme a mi nombre. Merezco un castigo, pero le aseguro que pondré remedio en poco tiempo. Mis compañeros MALOS SENTIMIENTOS pueden estar tranquilos, el AMOR que ahora es tan fuerte y que los ha vencido a ustedes, será aniquilado por mí, sembraré en todo el reino mi INDIFERENCIA, el AMOR MORIRÁ y los MALOS SENTIMIENTOS volverán a dominar. Así fue, la indiferencia cumplió su palabra.
Al principio en las relaciones personales ya sean de amistad, noviazgo, matrimonio o familia, no tienen cabida los MALOS SENTIMIENTOS, no se deja anidar el odio, el rencor, la envidia, la venganza. El AMOR todo lo disculpa, lo aclara, lo perdona, lo olvida; da lo mejor de cada uno, pero con el tiempo, el cansancio y la RUTINA lo convierte en INDIFERENCIA y se muere el amor.
No permitas que la rutina y el cansancio acaben con el amor. ¡Renuévalo cada día con detalles, abrazos y comunicación!