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LA MUJER Y LA DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS HUMANOS (8 de marzo Día Internacional de la muje


En la reunión semanal con mujeres de mi parroquia, durante la exposición del tema, entregué una reflexión escrita y dos mujeres me regresaron la hoja con la misma disculpa: “Nunca aprendí a leer, no pude ir a la escuela, tuve que trabajar para ayudar a mi familia muy pobre”.

En otra ocasión en un curso regional una joven me dijo: “Vendí dos de mis animalitos para poder pagar mi viaje y venir a superarme, el señor cura me ayudó con algunos centavos”.

Otro caso que atenta contra la libertad; una mujer adulta me comentó: “Me siento muy cansada para participar como quisiera porque mi esposo me pidió que lavara toda la ropa, la planchara y dejara la casa limpia, para que me diera permiso y poder venir al encuentro de mujeres”.

Mujeres y hombres deben gozar de sus derechos y tener acceso a ellos en condiciones de igualdad. En los casos anteriores, las mujeres no tuvieron acceso a la educación, padecían pobreza y la última no tenía libertad.

La finalidad de los Derechos Humanos es proteger la vida, la libertad, la justicia, la igualdad y la integridad de cada persona frente a la autoridad. Los derechos humanos son universales, porque pertenecen a la humanidad en su totalidad.

Entre los 30 artículos, muy divulgados y conocidos, podemos destacar: el derecho a la vida, a la libertad, a la educación, a la salud, al trabajo digno, a una vida sin violencia, a la participación política… entre otros.

A continuación encuentras los Derechos Humanos que propongo, algunos los tomé de la Comisión Nacional

de los Derechos Humanos y de la Coordinación del Programa sobre Asuntos de la Mujer, la Niñez y la Familia.

  1. Derecho a la vida, y contar con una alimentación balanceada que permita su desarrollo pleno.

  2. Derecho a practicar la fe, que escojan, sin imposición de costumbres tradicionales impuestas.

  3. Derecho a asistir a la escuela para su superación personal y social.

  4. Derecho a recibir información y educación sexual veraz y oportuna.

  5. Derecho a practicar la maternidad responsable.

  6. Derecho a no ser utilizadas como objetos de placer de los hombres.

  7. Derecho a contar con servicios de salud y cuidados para la maternidad; que los partos sean accesibles y de buena calidad.

  8. Derecho a ser respetadas física y psicológicamente y a vivir sin violencia ni acoso sexual en el trabajo.

  9. Derecho a compartir por igual las tareas y responsabilidades de la casa con los demás miembros de la familia.

  1. Derecho de ocupar puestos dignos de trabajo y en igualdad de condiciones que los hombres.

  2. Derecho a participar en la toma de decisiones, en políticas públicas, dirigidas a alcanzar un medio ambiente sano.

  3. Derecho a denunciar cualquier tipo de violación a sus derechos.

NOTA: Algunos de los derechos son tomados de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y de la Coordinación del Programa sobre Asuntos de la Mujer, la Niñez y la Familia.

La realidad nos interpela

Nuestro mundo vive la preocupación por construir una sociedad en que la dignidad de cada persona sea respetada y donde se establezcan auténticas relaciones humanas entre las personas, las comunidades y las naciones.

Actualmente, México es reconocido como país emergente, pues ha superado cierto nivel de desarrollo y se ha consolidado. Se encuentra entre los once países más poblados del mundo junto con China, India, Estados Unidos, Indonesia, Brasil, Paquistán, Nigeria, Bangladesh, Rusia y Japón. Pero no se puede hablar dela situación social o política de México sin mencionar el grave problema de que se ha manifestado últimamente con toda crueldad y por el poder que tienen las organizaciones criminales. Cuando ciertas autoridades dicen falsamente que la situación no es grave, debemos recordar al profeta Jeremíascuando denuncia: “ (Jer. 6,14)

Es necesaria una integración entre nuestra fe, nuestra espiritualidad, nuestra visión global del mundo y nuestra acción. Las mujeres de fe tenemos la determinación de llevar la esperanza a los pueblos que caminan en tinieblas, de llevar la paz a las gentes que sólo conocen conflictos, desesperanza y muerte; de testimoniar la posibilidad de reconciliación entre los pueblos divididos por el odio o las rivalidades; de asegurar a los excluidos que pueden encontrar su lugar en la comunidad humana.

Es una realidad que no podemos borrar. Adquirir y ejercer poder público y político ha sido a lo largo de la historia y en diversas culturas, un derecho reservado a los hombres. Debemos tener interés de ocupar altos puestos de responsabilidad, que podremos utilizar en servicio de los demás. El poder y el servicio nos permiten provocar cambios que beneficien a nuestra patria, donde urge vivir la justicia social para todos.

La mujer consciente de sus derechos humanos será una persona que se supere, que luche por alcanzar esos derechos, no importa en cuál región del mundo viva y buscará la libertad de todo lo que la oprime para ayudar a construir la civilización del amor.


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