¡Benditos papás!
"No hay mejor homenaje a la memoria
del padre que imitar noblemente sus virtudes"
(Anónimo).
Hace unos días fui, junto con mi familia, a un centro comercial. Me llamó la atención ver a un papá joven, cargando a su bebé en una “cangurera”. De pronto, el joven se sentó en una banca, sacó un biberón y preparó la leche del niño. ¡Con qué cariño lo alimentaba, al tiempo que le hablaba, le cantaba, jugaba y hasta le contaba chistes! En verdad que los papás juegan un rol importantísimo en la vida de los niños. Si bien, ese joven era cariñoso, al mismo tiempo tenía un estilo de crianza distinto al de las mamás.
A propósito del Día del Padre, quisiera hacer una reflexión y un reconocimiento a los papás, pues su presencia es muy importante en la familia y en la sociedad.
El Psicólogo Carlos Becerra Rebelo,[1] en una entrevista, expresó que la figura paterna es vital en el desarrollo del niño: “la presencia de ambas figuras (masculina y femenina) influye de manera determinante en la personalidad de los niños y por el contrario, la ausencia de alguna, contribuye a la adopción de roles –a veces no tan adecuados– a manera de compensación”.
Así mismo, explicó que algunos estudios han revelado que la presencia del padre en el niño es muy importante para su desarrollo mental y emocional, debido a que la identidad masculina se construye a través de la relación con otros hombres, específicamente con el padre y la constante interacción del binomio padre-hijo.
El Psicólogo expresó que todo niño tiene derecho a un padre y a una madre, pues la aportación que ambas figuras le brindan es una combinación de ventajas en lo particular y en conjunto. Sin duda, la ausencia de alguna, repercutirá en el estado psíquico del menor”.
La presencia del padre
A las mujeres, desde pequeñas, nos preparan para ser mamás: Seguramente a muchas de nosotras nos tocó jugar a las muñecas, a “la comidita”, a cambiar pañales de bebés muñecos, etc. Si bien en la actualidad muchos juegos han cambiado, todavía vemos niñas que siguen participando en esos juegos de antaño. Sin embargo, a los niños, se les orienta para que participen en juegos más rudos, siguiendo un estereotipo en el que se cree que los hombres deben ser poco sensibles o que tienen que demostrar su fuerza física en todo momento. ¿Los juguetes de niño? Cochecitos, juegos de video, legos, muñecos de acción, pistolas, etc.
Curiosamente, en muchas ocasiones, son las mismas mamás quienes no dejan que los papás convivan más cercanamente con sus hijos. Hace tiempo, en una reunión de familia y amigos, una joven pareja nos presentó a su bebé recién nacido. La madre no lo soltaba para nada y todo el tiempo argumentaba que era ella la que había sufrido por nueve meses de embarazo y por el doloroso parto; afirmaba que eso le daba más derechos sobre su hijo.
Cuando su esposo quiso cambiarle el pañal al bebé, ella exclamó:
¡Tú no sabes! ¡Ésa es cosa de mujeres!
Desafortunadamente, los varones ahí presentes le dijeron que eso le restaba virilidad, lo llamaron “Mandilón” y se burlaron de él. Así mismo, las mujeres reforzaron el argumento erróneo de la joven madre, diciendo que los hombres no saben criar adecuadamente a un hijo.
Afortunadamente esos estereotipos han ido cambiando poco a poco y cada vez es más común ver papás jóvenes cargando a sus vástagos, jugando con ellos, cambiando pañales, platicando… en fin, involucrándose cada vez más en su educación. Así como nosotras aprendimos, ellos también pueden hacerlo. Cuando el papá es cercano a sus hijos, se va creando un vínculo muy fuerte entre ellos. Eso permite que mejore la comunicación.
Lo que aprendemos de papá
Hay que fomentar momentos de acercamiento entre el papá y los hijos, que tengan su tiempo especial. Que los niños y jóvenes participen en actividades especiales con su papá: lavar juntos el coche, preparar el desayuno los domingos, participar en algún deporte o juego de mesa, ver películas juntos, etc. De esa manera, el vínculo se va fortaleciendo y los hijos tienen más confianza para platicar temas especiales y delicados. ¡Qué importante es el punto de vista masculino! Recuerdo que cuando yo era joven, mi papá me alertaba sobre alguna situación de peligro que mi mamá no notaba:
“¡Cuidado con ese muchacho que te pretende! ¡No es confiable!”
Algo notaba él, como hombre, que nosotras, las mujeres de la casa no veíamos. ¡Bendito papá, de cuántos peligros me salvó!
¡Qué maravilloso es cuando el padre de familia se arrodilla ante Dios y enseña el poder de la oración! El niño piensa: “Si mi papá, que es grande, que es mi héroe, se inclina ante Dios, significa que Él es infinito y maravilloso”.
Hoy, más que nunca, hay que fortalecer la imagen paterna. Es una bonita acción cuando el padre de familia se encomienda a San José, quien con su gran paciencia, supo guiar los pasos de su hijo adoptivo, Jesús; su vida es ejemplo de humildad, trabajo, paciencia, prudencia, obediencia, fidelidad, valentía y esfuerzo.
¡Benditos papás: los jóvenes, los adultos, los ancianos, los que ya no están entre nosotros… Dios los bendiga y fortalezca!
¡Celebremos con alegría a todos los papás, en su día! ¡Felicidades!
[1] Es Licenciado en Psicología egresado de la. Universidad Nacional Autónoma de México. (UNAM). Maestro en Psicología de la Salud con especialidad en Medicina Conductual por la misma institución. Docente de Licenciatura y Posgrado en diversas universidades e institutos del país. La entrevista que le hicieron fue publicada en el Periódico “La Crónica” (14/10/16).