CÓMO TRATAR A UNA PERSONA DEPRIMIDA
El mes pasado hablamos sobre qué es la depresión, sus características y cómo diferenciarlo del sentimiento de tristeza. Sin embargo, el tema es delicado y nada fácil de abordar, sobre todo porque aunque conozcamos sobre el tema, esto no nos capacita para manejarlo de manera correcta. Entonces, ¿qué puedo hacer ante un caso de depresión?
LA PERSONA DEPRIMIDA PUEDE MORIR, NO POR LA DEPRESIÓN, SINO POR NO TRATARLA ADECUADAMENTE
José1, un familiar de Lucy, murió hace un año a consecuencia de una depresión, a pesar de los esfuerzos de su familia por llevarlo al médico y proporcionarle sus antidepresivos. José, un hombre muy inteligente y con gran fortaleza física, nunca aceptó que tenía depresión y que requería medicamento. Pensaba que los psicólogos y los psiquiatras eran para “los locos” y él no lo estaba; se enojaba constantemente y se negó a buscar ayuda. Cuando falleció, descubrieron en las bolsas de sus sacos los medicamentos que le daban en la boca pues los escupía sin que se dieran cuenta. Por otro lado Sara, la esposa de José, murió a los 20 días de su fallecimiento. Ella también se negó a pedir ayuda psicológica y se indignaba cuando se lo sugerían.
Hoy en día estamos más familiarizados a escuchar que hay psicólogos en las escuelas o en los lugares de trabajo o incluso en programas de televisión como “La Academia” o “Enamorándonos”. Pudiéramos pensar entonces que ya es más aceptable para las nuevas generaciones buscar ayuda psicológica (aunque aún continúa habiendo resistencia para acudir al psiquiatra).
El caso de José y Sara es una muestra de que aún hay creencias erróneas sobre el tema, que se trasmiten de generación en generación. José no murió a consecuencia de la depresión, a los 86 años. Falleció porque no atendió adecuadamente su problema; consideraba que un tratamiento con el psiquiatra es sólo para alguien que está loco. De haberse tratado correctamente, habría vivido sanamente cinco o diez años más. Por otro lado, Sara pudo haber manejado mejor la muerte de José si hubiera pedido ayuda a un psicólogo.
QUÉ HACER Y QUÉ NO HACER CON UNA PERSONA DEPRIMIDA
Quien padece depresión no está loco, pero sí necesita ayuda. ¿Qué harías si tienes un accidente y chocas tu auto? Pudieras intentar arreglarlo, pero no eres experta en mecánica. Lo más lógico es buscar ayuda de un mecánico y a un hojalatero para que lo arreglen. ¿Y qué pasa cuando tienes un problema físico como un dolor de muelas? Podrás intentar con miles de remedios caseros recomendados por familiares o amigos, pero llegará un momento en que necesitarás la ayuda de un dentista para arreglar el problema definitivamente. Se requiere la ayuda de un profesional. ¿Y qué ocurre cuando nos da gripa? A veces nos auto-medicarnos con el riesgo de empeorar la enfermedad que incluso nos puede llevar a la muerte (por ejemplo cuando no es una simple gripa, sino un tipo de influenza).
Lo mismo pasa con la depresión: podrán darte consejos para que te sientas mejor o contarte casos de personas que “solitas” han salido del problema. Sin embargo, la depresión es un problema de salud, se necesita la ayuda de un especialista en emociones (un psicólogo) y un médico especialista en el cerebro (el psiquiatra) para manejarse de manera adecuada.
Te dejo una guía para saber qué hacer ante un caso de depresión:
Acudir con los especialistas en depresión (psiquiatra y psicólogo) cuando ésta se presenta o si se tiene duda sobre si se padece o no. Al involucrar una afectación química del cerebro, el tratamiento de la depresión necesita medicamentos que son recetados por el psiquiatra2. Además del medicamento, es necesario que la persona tenga terapia psicológica, de manera que le ayude a ir superando las situaciones que le están afectando y le enseñe herramientas que le permitan afrontar mejor su vida diaria, con un alivio en su malestar emocional.
Mostrar paciencia y comprensión. Esto incluye cuidar de:
No restar importancia a la situación por la que pasa la persona con frases como “no es para tanto”, “ya verás que pasará pronto”, “no es para que te angusties así”.
No hacer menos al deprimido o a su sufrimiento con frases como “ánimo”, “échale ganas porque sí puedes”, “alégrate”, “sé positivo”, “sé cómo te sientes”, etc. La persona deprimida necesita experimentar que se respeta su experiencia depresiva (su sufrimiento, su incapacidad para afrontar o encontrar soluciones, su falta de energía, etc.).
No hacer reproches con frases como: “el que quiere, puede… así que en realidad no quieres estar bien”, “¡cómo es posible que no te quieras levantar de la cama!”, “¡ya no quieres salir nunca con nosotros!”, etc.
Lo anterior provoca que la persona se sienta culpable o juzgada por lo que está experimentando, o angustiada por no poder afrontar su vida como antes.
No aniquilar a la persona deprimida al intentar ayudarle teniendo atenciones y cuidados excesivos, pues puede anular la poca voluntad que pueda tener. Esto incluye asumir decisiones, tareas y responsabilidades que son suyas; lo que además de provocar que se sienta inútil, hace que la depresión se alargue. Se necesita equilibrio para no caer en el extremo de exigirle algo que no puede hacer, porque también empeorará su situación.
Que la persona deprimida se sienta apoyada y hacerle saber que no está sola. Pregunta si le puedes ayudar en algo, si necesita un abrazo, dile cuánto la quieres y que la apoyas, exprésale que te imaginas cómo se siente, que no está loca y que un especialista la puede ayudar a estar mejor, etc.
Para reflexionar:
¿Cómo puedes compartir lo que aprendiste de este tema con familiares y amigos?
1 Los nombres de este artículo han sido modificados por respeto a las personas reales.
2 Es muy importante no auto medicarse ni suspender el tratamiento cuando nos receten antidepresivos pues éstos son medicamentos delicados que, si no ingerimos de acuerdo a la receta del psiquiatra, podemos anular el efecto o causar el efecto contrario.