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MAÑANA LO HARÉ…


“Lo que se aplaza no se evita”

Santo Tomás Moro.

¿Alguna vez escuchaste la palabra procrastinación? ¿Qué crees que significa esta palabra? No es un trabalenguas. Esta palabra, además de ser difícil de pronunciar, es un problema que sufren varias personas hoy en día y pocas se dan cuenta de que lo padecen.

Al consultorio se han acercado varias personas buscando ayuda para cambiar su forma de ser. Me suelen explicar que se distraen fácilmente, que cuando empiezan una tarea no la terminan o tardan mucho en hacerlo, que sienten agobio cuando saben que deben hacer algo trabajoso y por eso buscan hacer otras actividades más agradables a las que sí les dedican mucho tiempo, concentrándose en diversos detalles o caen en una especie de “perfeccionismo” que les impide empezar a hacer lo que necesitan o terminar lo que ya empezaron. Y al final, se sienten frustrados, culpables, porque saben que están perdiendo el tiempo, que están aplazando la tarea que deben realizar, que su forma de actuar más que ayudarles, les perjudica y provoca problemas, pero no pueden cambiar. Todo esto son síntomas de procrastinación.

¿Qué es exactamente procrastinar? es el hábito de retrasar actividades o situaciones que necesitan ser resueltas o atendidas, pero en lugar de eso se realizan otras, irrelevantes y más agradables.

¿Por qué una persona llega a procrastinar? En primer lugar, porque fomentan un mal hábito1. Se acostumbran a ello.

La pregunta lógica ahora es, ¿y por qué empiezan a formar este hábito? Al preguntarles a mis pacientes, la evidencia muestra que es para evitar un malestar y contrarrestarlo con una emoción placentera. Por ejemplo, tengo el caso de una joven que está cursando una licenciatura. Me ha compartido que las tareas de la universidad se le hacen tediosas, pesadas e interminables. Cuando intenta empezar una de estas tareas, piensa que le va a costar mucho trabajo terminarla, que necesitará mucho tiempo, que no sabe cómo empezar y eso la hace experimentar malestar emocional (agobio, angustia, estrés, ansiedad…). Entonces, piensa que le da mucha flojera empezar esto que le implicará mucho trabajo y prefiere distraerse horas en el celular (le produce placer revisar las redes sociales). Después, cuando ve la hora, se da cuenta que ha perdido mucho el tiempo y se angustia y siente culpable por haberse distraído con el celular. Se propone que mañana ahora sí se dedicará a hacer su tarea, pero llega el día siguiente y acepta una invitación al cine y no lo hace. Así pueden pasar días, hasta que se acerca la fecha de la entrega y no puede aplazar más el hacer la tarea. Pero se siente tan angustiada porque tiene poco tiempo y no sabe cómo empezar, que se agobia, llora y se bloquea. En el mejor de los casos, cuando sí logra hacer su tarea dice que es porque “trabaja mejor bajo presión”, pero suelen ser días en los que está muy irritable, duerme mal (o casi nada) para lograr terminar el trabajo. Sin embargo, no siempre termina lo que suele dejar “hasta el final”, por lo que ya ha reprobado un par de materias. Esta situación la hace sentir mal, sabe que su forma de actuar (perder el tiempo o distraerse con otras cosas) no le ayudará a titularse, pero expresa que a pesar de saber eso, no puede evitar hacerlo.

Otro factor que mueve a las personas a procrastinar es el factor tiempo. A estas personas se les dificulta asumir las consecuencias futuras. En el caso de la joven universitaria, sabe que en el futuro puede no titularse si reprueba por no entregar las tareas. Pero como aún falta tiempo para eso, vive el momento presente como si el futuro no fuera a llegar nunca y tampoco suelen recordar que su forma de actuar en el pasado les ha traído problemas. Por eso, tienen la sensación de estar bien en el presente y de tener todo bajo control, cuando en realidad lo único que están haciendo es evitar pensar que se les está acabando el plazo y las consecuencias no serán buenas. En el caso de la joven universitaria, no quiere darse cuenta de que, de seguir así, pone en riesgo su titulación.

En resumen, las personas implementan en su vida el hábito de la procrastinación por:

  1. Pensamientos irracionales (es decir, no son reales): creen que la tarea que necesitan hacer les va a costar mucho trabajo, les da miedo fracasar, piensan que no van a poder hacer esto tan difícil, etc.

  2. Malestar emocional: angustia, ansiedad, frustración, miedo, flojera, estrés, bloqueo emocional, etc. Provocado por los pensamientos irracionales anteriores.

  3. Evitan la tarea y hacen otra actividad que les hace sentir bien: distracción placentera, satisfacción inmediata, sensación de felicidad, etc.

PARA REFLEXIONAR:

  • ¿Sueles tener el hábito de posponer hacer algo que necesitas realizar? ¿Sí? Anota cuáles son las acciones que pospones.

En el siguiente artículo te daré algunos consejos de cómo dejar de procrastinar.

1 Un hábito es una costumbre que alcanzamos cuando realizamos una acción tantas veces que ésta forma de actuar se hace parte normal de nuestra vida.


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