DÍA INTERNACIONAL DE LA ELIMINACIÓN DE LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER (25 de noviembre)
“Sólo comprendiendo su verdadera esencia
la mujer podrá tomar el control de su vida.”
Allison Jolly
“Escuché el siguiente comentario de una mujer adulta: “Estoy muy cansada y me siento mal porque solo pude venir al curso de Superación Personal de dos días en el grupo al que pertenezco; mi esposo me puso la condición, para poder asistir, de que lave y planche toda la ropa de mi familia, deje los alimentos preparados y consiga quién lleve y recoja a los niños de la escuela. Él es muy exigente y me cuesta mucho esfuerzo conseguir su ‘autorización’.
En mi trabajo fuera de la casa, son a veces más comprensivos con los permisos que pido, no así mi esposo”.
Se estima que la violencia es una causa de deceso y lesiones más importante que el cáncer entre las mujeres en edad fértil. Cada año, cuatro millones de mujeres y jovencitas son vendidas en el mundo para la prostitución, esclavitud doméstica o matrimonio forzado. Miles de niños, en su gran mayoría niñas, son forzados a entrar, cada año, en la industria del sexo 1 . México tiene una cifra muy alta de niñas y mujeres que sufren violencia .
La Secretaría de Gobernación ha informado que, en México, 18 de las 32 entidades federativas, es decir, el 56% del territorio nacional, se encuentra formalmente declarado en Alerta de Violencia de Género contra las Mujeres (AVG). La violación es utilizada sistemáticamente como arma de terror en guerras y conflictos. Amnistía Internacional ha revelado la magnitud de la represión ejercida contra las mujeres: prisión, tortura, mutilación genital, violación y feticidios en algunos países del sur de Asia.
La situación de dominio y marginación de la mujer por el hombre es un hecho tan antiguo como la humanidad misma, y Cristo durante su vida tomó muy en cuenta a las mujeres. La Iglesia, en sus enseñanzas, siempre ha hablado de la igual dignidad de hombres y mujeres. Los movimientos en pro de los derechos de la mujer se iniciaron por mujeres que tomaron conciencia de esta situación de injusticia. La lucha que se ha llevado a cabo desde hace muchos años en favor de la mujer supone una perspectiva histórica y un reconocimiento de la evolución en el sentido de una conciencia más clara sobre la dignidad de la mujer.
El 25 de noviembre se celebra “El Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mu- jeres”, resolución aprobada por la Asamblea Gen- eral de las Naciones Unidas el 5 de noviembre de 1999. En 1993, la misma Asamblea emitió la De- claración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer y define la violencia contra la mujer como “Todo acto de violencia que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o sicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o privación arbitraria de la libertad tanto si se producen en la vida pública como en la privada”. 2
Debe registrarse como un gran avance el hecho que hoy, a diferencia del siglo pasado, se hable de feminicidios, se exhiba a los hombres violentos en las redes sociales y que exista una legislación es- pecífica para atender la violencia contra la mujer. Sin embargo, esto no es suficiente porque cuando la mujer se atreve a denunciar, en muchos casos hay impunidad debido a que no se le da importancia o se desacredita la denuncia de la mujer agraviada.
Para los cristianos existe igualdad de derechos y esencia entre hombre y mujer, por ser creados a imagen y semejanza de Dios. Tienen distinta misión que es complementaria y se necesitan uno al otro de manera recíproca. En Génesis 2,18, encontramos “No es bueno que el hombre esté solo. Le daré pues un ser semejante a él para que lo ayude.” Me llamó la atención que, hace algún tiempo, en el documento conclusivo de Aparecida, los obispos reunidos escribieron lo siguiente: “Lamentamos que innumerables mujeres de toda condición no sean valoradas en su dignidad, queden con frecuencia solas y abandonadas, no se les reconozca suficientemente su abnegado sacrificio e incluso heroica generosidad en el cuidado y educación de los hijos, ni en la transmisión de la fe en la familia.
Tampoco se valora ni promueve adecuadamente su indispensable y peculiar participación en la construcción de una vida social más humana y en la edificación de la Iglesia... Es necesario en América Latina y el Caribe superar una mentalidad machista que ignora la novedad del cristianismo, donde se reconoce y proclama la igual dignidad y responsabilidad de la mujer respecto al hombre”. 3
Aceptar la violencia contra la mujer es aceptar la “cosificación” de su cuerpo, la sumisión incondicional y lo contrario es valorar que cada mujer tiene derecho a superarse cada día, a estar DE PIE con seguridad y sin necesidad de “muletas” para poder caminar en la vida con esperanza..
Para reflexionar: • •¿Conoces alguna mujer joven, adulta o anciana que sufra violen- cia? •¿Sientes que tú sufres violencia en tu familia, tu trabajo, en tu parro- quia? ¿Por qué?