ADICCIÓN A SUSTANCIAS
“Toda adicción comienza con dolor y termina con dolor.”
Anónimo.
Una mamá angustiada me comentó que su hijo Tony[1] consumía mariguana. Me externó que lo había platicado con el especialista que lo trata por un trastorno de personalidad, porque tiene conductas agresivas y de furia constantes. Él intentó tranquilizarla explicándole que en su caso esto era benéfico, pues, aunque se estaba regulando el uso médico de la misma, a él le ayudaba a manejar su estado emocional y a relajarlo.
Si bien Tony tiene autorización de su especialista para consumir mariguana como medicamento, no podemos afirmar que el consumo de una droga o sustancia vaya a ser benéfico para todos. Tanto en el trato con pacientes como a través de mi formación, he podido constatar esto.
Una droga es una sustancia que al ser consumida, causa efectos en el organismo. Las personas aprenden a consumirlas porque les produce, la mayoría de las veces, sensaciones placenteras o benéficas.
Por ejemplo, las neurociencias han encontrado que el tabaco tiene efectos antidepresivos o ansiolíticos; el café y la cocaína ponen en estado de alerta, por lo que la persona siente más energía y puede estar más atenta en su trabajo; para personas que tienen problemas para relacionarse en reuniones sociales, el alcohol les funciona para relajarse y poder interactuar sin ansiedad, etc.
El inconveniente de consumir drogas no solo radica en que puede modificar la personalidad, se puede llegar a consumir en una situación de riesgo o en un lugar en que puede generar problemas, sino también en el hecho de que no se sabe si la persona desarrollará una adicción, ni en qué momento lo hará. Esto depende de diversos factores:
- Efectos que produce la droga.
- Predisposición genética y biología de la persona (si se es hombre o mujer).
- Factores ambientales como la edad (entre más jóvenes, aumenta el riesgo de desarrollar una adicción), la cantidad que se consume, etc.
- Factores psicológicos como rasgos de personalidad y enfermedades mentales (personas impulsivas o que tiendan a buscar nuevas sensaciones tienen mayor riesgo).
- Factores sociales o estímulos externos: qué tan barata y fácil de conseguir es, la presión de los “amigos”, si está de moda, la publicidad que tenga, la familia, etc.
La interacción de estos factores le da a una droga el potencial de ser adictiva o no. Por otro lado, podemos observar tres etapas en el comportamiento de consumo: el uso o consumo, el abuso y la dependencia o adicción.
Una persona puede probar una droga por primera vez por curiosidad o diversión, por presión de los amigos o deseo de imitarlos, por querer pertenecer a un grupo, etc. Aquí la persona puede no experimentar placer al consumirla e incluso las primeras veces le puede resultar desagradable la droga. ¿Quién no se ahogó y sufrió de nauseas las primeras veces que intentaba fumar?
Si la persona continúa consumiendo, por ejemplo, por cuestiones sociales, para pertenecer a un grupo que consume, primero se acostumbrará a esos efectos molestos y poco a poco comenzará a experimentar placer en ello. De ahí que la persona puede buscar consumirla ya no por cuestiones sociales, sino voluntariamente, de vez en cuando.
Para experimentar los efectos placenteros o benéficos, la persona pasará del uso esporádico al consumo de manera voluntaria con más frecuencia. No pocas veces aquí he escuchado frases como “yo controlo cuándo y cuánto”, “puedo dejarla cuando quiera”.
Las neurociencias han demostrado que la interrelación de los factores que mencionamos en un inicio más la continuación en el consumo de la droga producirán cambios en el cerebro, en los llamados circuitos de recompensa. Estos mandan señales a la persona indicándole que consumir le beneficia y, por lo tanto, vale la pena repetir esta conducta. Entonces se mantiene el consumo y puede aumentar la frecuencia.
Por otra parte, el cuerpo se va acostumbrando a la sustancia, por lo que requerirá cada vez más droga para sentir sus efectos, lo que agrava los cambios biológicos. Entonces se cae en el abuso de la sustancia; se pueden combinar con otras drogas más fuertes para experimentar. De ahí que una droga puede abrir la puerta a otras.
Nota: es importante reconocer que esta conducta ya afecta a quien consume y a quienes le rodean.
Como continúa el consumo, los cambios sufridos en la estructura y funcionamiento del cerebro provocarán que la persona experimente efectos negativos cuando no esté consumiendo la droga (síndrome de abstinencia) y para evitarlos, continuará consumiendo la sustancia e ideará cómo conseguirla a toda costa (incluso puede llegar a delinquir). Aquí la persona ya es adicta o dependiente y requerirá de un tratamiento interdisciplinario, además de una red de apoyo para dejarla, pues no es suficiente la fuerza de voluntad.
En resumen, nunca se sabe cuándo va a aparecer una adicción, pues depende de todos los factores comentados (puede darse después del primer consumo, después de meses o nunca). Como en el juego de la “ruleta rusa”, es algo que desconocemos antes de consumirla, por lo que el iniciar un consumo constituye un gran riesgo.
Entonces, es importante hablar de esto con nuestros hijos y generar confianza para que pregunten sus dudas. Si no sabes cómo abordarlo, acércate a los expertos en tu clínica de salud.
Reflexiona:
¿Podrías hablar con tus hijos de estos temas?
¿Cómo puedes generar confianza para que te hablen de ello?
[1] Nombre ficticio para proteger la identidad de la persona.
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