EL DÍA DEL MAESTRO Y EL RETO DE LA EDUCACIÓN INTEGRAL
- Ma. Elena Álvarez de Vicencio
- 1 may
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Actualizado: 8 may
Ahora que se acerca la celebración del día del maestro se me viene a la mente el recuerdo de cuando yo cursaba la primaria en Zamora, Michoacán, hace ya muchos años. Mi maestra había sido también la maestra de mi mamá.
La maestra vivía en una casa en la que había una planta de chayote. La tía Engracia que vivía con ella, era la encargada de cuidar la planta y cosechar los chayotes que nos servían ya cocidos para enseñarnos a comer adecuadamente, para lo cual los alumnos debíamos llevar los cubiertos.
Nuestra maestra seguía puntualmente el programa académico de la SEP y con frecuencia nos adelantábamos. Nuestro grupo era muy pequeño, cinco o seis alumnos. Esto permitía dedicar tiempo a actividades manuales como tejido y bordado. Cuando finalizaba el ciclo escolar se presentaba un examen público para demostrar los conocimientos adquiridos en todas las materias y los cuadernos, así como los trabajos manuales realizados se ponían en una exposición la cual era visitada por los papás.
En esta pequeña escuela sólo había una maestra y los alumnos de los grados avanzados de primaria ayudábamos en su proceso de aprendizaje a los de preescolar y primeros grados de primaria.
Gracias a esta buena experiencia, desde muy joven yo quería ser maestra; sin embargo, las circunstancias familiares exigían que yo empezara a trabajar lo antes posible, por lo que no pude estudiar en la Escuela Normal.
Muchos años después, por fin pude realizar mi sueño de ser maestra y dedicarme a proyectos educativos, recordando siempre lo importante que era dar a los alumnos una educación integral.
Ahora que el 15 de mayo estaremos celebrando el día del maestro, instituido en nuestro país desde 1917, es oportuno reflexionar sobre los retos que el gobierno y los ciudadanos tenemos frente a la educación pública.
Permanentemente se proponen reformas educativas, y el gobierno de la 4T no ha sido la excepción. Preocupan y mucho ciertos contenidos plasmados en los libros de texto gratuitos que con motivo o pretexto de esta “Nueva Escuela Mexicana” se pretenden imponer en los educandos.
Ciertamente es un avance el que la educación esté reconocida como un derecho humano en la Constitución, pero tenemos un sistema de educación pública que no cuenta con los recursos suficientes para mantener en buenas condiciones la infraestructura de las escuelas; los salarios de los maestros siguen insuficientes, por lo que a veces se ven obligados a cubrir dos turnos y esto impacta en su desempeño frente al grupo.
Actualmente, el magisterio está conformado mayoritariamente por mujeres, quienes, además, deben combinar sus responsabilidades como madres de familia con su desarrollo profesional, sin contar con una política pública que les logre facilitar el cumplimiento de sus responsabilidades. A esto agregamos también las presiones sindicales, cuando maestros se ven obligados a participar en asambleas, marchar, bloquear y protestar so pena de perder su plaza.
Hemos llegado ya a la primera cuarta parte del nuevo siglo, y muchos de los retos de la educación mexicana parecen no al siglo pasado, sino tal vez al del antepasado.
Es por ello que habrá que analizar y observar estos nuevos planteamientos para que dicha “Nueva Escuela” propicie una verdadera formación integral que instruya ciudadanos críticos y fortalezca la participación de las comunidades y las familias, en este sentido serán los padres de familia, los Consejos Escolares y la comunidad en general, quienes supervisen y exijan que, en efecto, los alumnos formen parte de un proceso de educación verdaderamente integral.
Es por ello por lo que no dejaré de insistir que una verdadera integralidad en la educación pasa por la participación de la comunidad educativa: La nueva escuela mexicana (así sin mayúsculas) pasa por la opinión de los padres de familia, los maestros y las comunidades cercanas, y no siempre lo que se pretende imponer desde el centro en los libros de texto.
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