LA RESURRECCIÓN COMO COMPROMISO SOCIAL
“El compromiso es un acto, no una palabra”
(Jean Paul Sartre)
Iniciamos el mes de abril y con éste celebramos y participamos en la resurrección de Jesús. Pero esta participación no puede ser sólo “espiritual”, necesita traducirse también en actos concretos que reflejen nuestro compromiso con un estilo de vida nuevo, renovado, como los primeros cristianos.
Ellos no sólo se dedicaron a predicar la palabra de Dios y dar testimonio de Cristo, sino que, con sus actos, contribuyeron a la transformación de su entorno. Y una manera de hacerlo fue fomentando la solidaridad y el amor al prójimo.
Una forma en la que puedo vivir la solidaridad y amor a los demás es comprometiéndome en los problemas que nos rodean como comunidad (porque lo que me afecta a mí, puede afectar también a los demás). Al respecto, Karla[1] me ha compartido la frustración que experimenta al percibir la actitud de algunos vecinos de la colonia en la que vive.
Su colonia está organizada, como otras tantas en el país, para protegerse de la inseguridad y para ello crearon un grupo en el celular para estar constantemente comunicados por medio de una aplicación móvil. Pero en la práctica aprovechan este espacio también para resolver otros tantos temas que competen a su comunidad.
Sin embargo, no todos los vecinos parecen tener un interés más allá que el individual. Karla comenta que, en no pocas ocasiones, los mensajes se vuelven un campo de batalla donde los vecinos descargan sus quejas. Y ella se pregunta ¿cuántos de ellos ven si pueden hacer algo para resolver eso de lo que se están quejando?
Un ejemplo de ello son las constantes fugas de agua potable. Ella me comenta que suele salir a caminar y se percata de esta situación. Algunas de las fugas se encuentran a la orilla de la banqueta de las casas y ella se cuestiona si el vecino que vive ahí no se ha dado cuenta de la fuga que lleva días.
Algunos vecinos si lo perciben, pero tienen una actitud pasiva, es decir, sólo se remiten a expresarlo en los mensajes de la colonia, pero no van más allá de eso. Afortunadamente, ella y otros vecinos, conscientes del problema que vivimos en el país sobre la escasez del agua potable, asumen una actitud activa y no sólo reportan las fugas, sino que le dan seguimiento a la autoridad hasta que son reparadas adecuadamente.
Este es un botón de muestra de lo que implica vivir no sólo pensando en nuestro bienestar, sino también en de los demás. Pero hay muchas maneras de hacerlo.
Otro ejemplo. ¿Sabías que en la CDMX existe algo que se llama Presupuesto Participativo? Este presupuesto corresponde a un porcentaje de los recursos que provienen de los impuestos que pagamos y que el Gobierno de la Ciudad designa a las demarcaciones cada año con el objetivo de que los ciudadanos podamos decidir sobre cómo se van a aplicar esos recursos asignados.
Pues bien, todo derecho implica una obligación, por lo que depende de nosotros que esos recursos sean bien utilizados. Y para ello primero necesitamos votar a quienes nos van a representar para ejecutar los proyectos que elegimos para mejorar nuestra comunidad y por supuesto elegir dichos proyectos. ¿Pero cómo voy a elegirlos si no los conozco?
Finalmente, tenemos a la puerta una manera de participar activamente en la construcción del país. Me refiero a las elecciones de este próximo 2 de junio en la que se espera que más de 95 millones de mexicanos elijamos un total de 19 mil cargos entre gobernadores/jefes de gobierno, congresos locales, ayuntamientos, juntas municipales y alcaldías.
Todavía estamos a muy buen tiempo para informarnos sobre quiénes se postulan y sobre todo, cuál es su plan de trabajo y cuál ha sido su desempeño en otros cargos públicos.
Antes de ejercer este importante derecho/obligación no está de más recordar las palabras de Jesús: “Nadie puede servir a dos señores; porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se entregará a uno y despreciará al otro. No se puede servir a Dios y al Dinero” (Mt 6,24); “Busquen primero su Reino y su justicia, y todo lo demás se les dará por añadidura” (Mt 6,33); “Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón” (Mt 6,21); y finalmente “Por sus frutos los conocerán” (Mt 7,16), “Un árbol bueno no puede producir frutos malos, ni un árbol malo producir frutos buenos” (Mt 7,18).
Tengamos presentes la frase del encabezado: “El compromiso es un acto, no una palabra”, para que no nos dejemos engañar por serpientes disfrazadas de corderos que intentarán vendernos promesas o convencernos sólo con palabras, dinero fácil, o con miedo.
Informémonos y reflexionemos en las necesidades de nuestra comunidad y del país y cómo se verán mejor atendidas. Pidámosle ayuda al Espíritu Santo para que con el próximo Pentecostés nos ilumine para elegir con responsabilidad y conciencia ciudadana.
Para reflexionar:
• ¿Conoces los problemas de tu comunidad?
• ¿Eres una persona activa o pasiva ante los problemas sociales que te encuentras en tu día a día?
• ¿Qué tanto participas tú en la transformación de tu entorno pensando no sólo en tu bienestar individual, sino en el bien de tu comunidad?
[1] Nombre ficticio para proteger la identidad de la persona.
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