MUJER SIEMPRE PRESENTE Y QUIZÁ OLVIDADA
La vida no se entiende sin la presencia de la mujer y, sin embargo, en muchas ocasiones se le olvida, se le margina y se le menosprecia.
Este año 2021 celebramos nuevamente el Día Internacional de la Mujer. Han transcurrido ya varios años desde que se llevó a cabo la primera Conferencia Internacional de la Mujer, “Igualdad, Desarrollo y Paz”, celebrada por cierto en México, en 1975. Los ejes de dicha Conferencia proponían reconocer los derechos de las mujeres en las áreas de: educación, trabajo, participación política, salud, vivienda, planificación familiar y alimentación, derechos que aún estamos muy lejos de alcanzar.
En los últimos meses han aumentado notablemente las agresiones contra las mujeres durante el confinamiento por el COVID 19. Solo en el año de 2020, México es reconocido por el elevado número de feminicidios, cada caso con su historia, pero todos muy cercanos a los efectos violentos de una herencia social y cultural patriarcal que no termina por ser erradicada.
Es ahora o nunca; nuestra responsabilidad como mujeres cristianas es estar presentes, con un compromiso solidario que cuide de nuestras personas, de nuestras familias y de nuestra comunidad; nuestro compromiso es también con la Iglesia.
En el año 2020 escribimos que frente a la pandemia que ha asolado a todo el mundo, las líderes mundiales que se han destacado por ayudar a enfrentar el serio y grave problema y han tenido éxito son mujeres, mismas que han destacado en diversas áreas:
• La científica Özlem Türeci que fundó, junto con su esposo, la empresa llamada BioNTech, misma que desarrolló la primera vacuna contra el Covid-19 que fue autorizada en el mundo.
• Otro ejemplo es la ahora joven de dieciocho años, Greta Thunberg, de Suecia, que ha luchado con éxito por la protección del medio ambiente.
• También vale la pena mencionar a la primera Ministra de Alemania, Ángela Merkel, que ha ocupado su cargo por dieciocho años, poniendo a Alemania a la cabeza de Europa y enfrentando acertadamente la pandemia. Al despedirse de su responsabilidad en su partido, el pasado mes de Enero, recibió una ovación de 6 minutos por su brillante y valiente desempeño.
• No podemos olvidar a millones de doctoras, enfermeras y trabajadoras de la salud que están enfrentando heroicamente la pandemia.
Copio a la letra un párrafo de la publicación “Mujer, ¿esperanza de humanización?” de María Teresa Porcile Santiso, teóloga uruguaya. Escribe “¿Cómo sería el mundo hoy si las mujeres hubieran participado en decisiones de paz, de salud, de economía…? ¿Cómo sería el panorama mundial en términos de migraciones del Sur al Norte, provocadas por desigualdad de oportunidades y deficiente distribución de recursos? ¿Cómo sería el panorama de niños y jóvenes que hoy vemos deambulando por las calles de todas las grandes ciudades, sin hogar, ni padres? ¿Habría habido menos guerras, habría habido más tolerancia?, ¿más entendimiento?”
PREPARARSE Y BUSCAR PUESTOS DE RESPONSABILIDAD
Las mujeres debemos estar presentes en la política. Sabemos que la sola palabra a muchas de nosotras nos disgusta, porque la asociamos con malos manejos, lucha por obtener solo el poder y olvidar el compromiso. La definición es: “La política es la manera de ejercer el poder con la intención de velar por las garantías de una población; es también el arte de la negociación para conciliar intereses.”
Una de las formas para poder superar las situaciones de injusticia que vivimos las mujeres es reconocer que es importante ocupar cargos de responsabilidad, no sólo en nuestra familia sino en nuestra comunidad, en la escuela de nuestros hijos o en la política.
Adquirir y ejercer el poder público y el político ha sido, a lo largo de la historia y en diversas culturas, un derecho reservado a los hombres. Las mujeres debemos tener interés de ocupar altos puestos de responsabilidad, los cuales podremos utilizar en servicio de los demás. El poder y el servicio nos permiten provocar cambios que beneficien a nuestra patria donde urge vivir la justicia social para todos.
Es indispensable que entendamos que el poder es algo bueno, no es malo ni vergonzoso. Es algo que permite corregir errores, evitar la dependencia y lograr cambios positivos para nuestra familia, la comunidad y el país. Debe la mujer proponerse, ella misma, para ocupar puestos de responsabilidad en su parroquia, en su comunidad, en la escuela de sus hijos, en los municipios y a nivel regional, nacional e internacional.
Para educar para la Paz y la Justicia es necesario practicar la justicia en nuestras relaciones personales y cultivar la paz personal. Descubrimos muchas mujeres que han sabido afrontar la injusticia con éxito en difíciles situaciones de explotación, de discriminación, de violencia y de guerra.
Celebremos el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, con la convicción de que queremos y podemos, al igual que muchas mujeres valiosas, asumir compromisos que vayan más allá de nuestro bienestar personal y de nuestra familia. Nuestra misión no es de un día sino de toda nuestra vida.
Internacionalmente se ha reconocido a las mujeres líderes que supieron aminorar la catástrofe que ha producido la pandemia en sus naciones. Seguramente que en México hay muchas mujeres que con su compromiso social y su liderazgo están dando un servicio a sus familias, a sus comunidades y a México. En este día dedicado a la mujer les deseo que seamos una de ellas. Estamos presentes, no nos pueden olvidar.
Nos sentimos felices de nuestro ser femenino y nuestra presencia debe ser luz y esperanza en un mundo que nos necesita. ¡Feliz Día de la Mujer!
PARA REFLEXIONAR:
• Entiendes tu participación en la sociedad como un compromiso de servicio?
• ¿Qué has aportado tú con tu vida a tu familia, a tu comunidad y a México?Recuerda algunos logros.
Pedagoga y Expresidenta General de las Organizaciones Femeninas Católicas UMOFC
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