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SOFÍA DEL VALLE: UNA MEXICANA UNIVERSAL

El pasado 1º de octubre de 2016, se celebró una misa solemne en el altar mayor de la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México por Sofía del Valle, fundadora de la Juventud Católica Femenina Mexicana (JFCM), que cumple noventa años de haber sido creada. A la misa asistieron el Comité Nacional de la JCFM, algunas representantes diocesanas, dirigentes nacionales de la Acción Católica Mexicana (ACM), antiguas socias y muchos invitados más. Asimismo, se llevó una ofrenda floral a la cripta donde se encuentran los restos de Sofía del Valle, en cuya la lápida, al lado de su nombre, está grabado el escudo de la  JCFM. Uno a uno, desfilaron muchos de los asistentes ante la cripta, ya que, desde la muerte de Sofía, fue la primera vez en que se pudo ver la lápida grabada. En las criptas de la Catedral reposan los restos de personajes famosos de la historia de la época colonial y del México Independiente, al lado de otros fieles distinguidos. La cripta donde yace Sofía del Valle fue donada por su eminencia el Cardenal Miguel Darío Miranda, quien le encomendó importantes tareas apostólicas. 

 

Breve semblanza de Sofía del Valle

Sofía del Valle (1891-1982) fue conocida en México en 1926, cuando regresó su familia de Europa, continente donde ella trabajó, desde muy joven, en favor de la superación de las mujeres. Fue una persona única que supo aprovechar las mejores oportunidades de preparación y de apertura al mundo, una mujer ejemplar que optó —con generosidad— por el  servicio a la Iglesia y a México.

Su Santidad Pio XI envió  una invitación a todo el mundo para que, en 1922, se iniciara la Acción Católica en cada país. En el año 1930, cuando ya existía la Juventud Católica de Mujeres Jóvenes, a Sofía le pidieron que colaborara para integrar la Acción Católica Mexicana (ACM) con todas sus organizaciones juveniles y adultas.  Entre sus muchos compromisos apostólicos, Sofía dejó huella en las primeras instituciones en favor de la formación religiosa y cultural de las mujeres: principalmente en El Instituto Superior de Cultura Femenina y en la Juventud Católica Femenina Mexicana que llegó a tener 110 000 socias en toda la República Mexicana en 1960. Asimismo, fue directora de la revista “Juventud”. 

 

Mujer mexicana y universal. Mujer provista de visión internacional, de trayectoria que habló de superación. Mujer de convicciones firmes y grandeza de ánimo. Mujer cristiana y católica, y por tanto, abierta a lo universal, sinónimo precisamente de católico y dotada de un corazón dispuesto a entregarse, en el mejor sentido de la palabra1, recibió varios reconocimientos nacionales e internacionales:

Cruz “Pro Ecclesia e Pontífice”, concedida por el Papa Pío XII.

Condecoración del Comité Mexicano de Naciones Unidas.

Medalla “Women of America United for Peace”.

Condecoración de Damas del Santo Sepulcro.

La Acción Católica Mexicana en varias ocasiones también le entregó reconocimientos a lo largo de su vida. 

En 2008, se publicó su autobiografía, dictada por ella a la edad de 80 años, y contextualizada por el Presbítero Dr. Manuel Olimón Nolasco, cuya aportación ayuda a apreciar y a entender la valiosa trayectoria de una mujer que vivió en el contexto histórico del siglo XX, en México y el mundo.

Gracias, Sofía, mujer de fe, solidaria con tu patria y distinguida miembro de la Iglesia, por trabajar a favor de la superación de las mujeres. Tu obra, tu testimonio y tu compromiso social han trascendido hasta nuestro siglo XXI, en el que confirmamos que tanto en nuestro México como en el mundo necesitamos “muchas Sofías como tú”.

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