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Las emociones y la salud 2


Debido a que hay mucho qué hablar al respecto, he decidido hacer un segundo artículo para poder profundizar un poco más sobre la conexión que hay entre las emociones y la salud[1].

Los accidentes y la enfermedad suceden por alguna razón, algunas veces se puede explicar de manera muy sencilla por responder a malos hábitos alimenticios o de vida pero las más de las veces no es tan simple el entender el origen de los mismos.

Otra de las razones que puede originarlos es el mal manejo de emociones y pensamientos, cuando hay heridas que sanar, miedos, traumas, creencias erróneas, etc. pueden dar como resultado alguna dolencia o enfermedad.

Aunque no en todos los casos tenga un origen que claramente indique un pensamiento equivocado de nuestra parte, lo que bien es cierto, es que la dolencia o enfermedad se manifiesta en un determinado lugar del cuerpo: por alguna razón que hay que descubrir si queremos llegar a la sanación. Para su interpretación es necesario ver qué parte del cuerpo ha sido afectada y encontrar qué representa esto.

Pongamos varios ejemplos que nos ayuden a entender esto:

Cuando la enfermedad se produce en los ojos, quiere decir que hay algo que se está presentado en nuestras vidas y que nos cuesta “ver” en el sentido de aceptar. No queremos ver determinada situación porque nos duele o molesta. El proceso curativo parte de entender qué es aquello que no queremos ver y empezar a trabajar la aceptación. Cuando esto se logra empieza en verdad la curación de los ojos, no sólo desde la parte física sino también desde la parte emocional.

La enfermedad en la garganta habla principalmente de dos dificultades que están en relación con las funciones de este órgano, el no poder decir algo que nos está generando mucho conflicto y enojo y por otro lado la dificultad de digerir o aceptar algo que se nos está presentado en la vida. Si trabajamos estas emociones negativas podremos llegar a la plena salud del órgano. Las rodillas son articulaciones de nuestro cuerpo. Cuando éstas duelen, nos indican que hay dificultades para flexibilizarse; quizá sea bueno reflexionar en torno a la rigidez con la que nos mostramos y empezar a tener mayor apertura para escuchar la crítica y estar abiertos a la posibilidad de no tener siempre la razón. Otra función importante de la rodilla es ayudar al movimiento de las piernas por lo que una afección en ellas puede indicar el miedo a avanzar o tomar una determinada decisión.

Estos son solo algunos ejemplos que nos sirven para entender que el lugar en donde se manifiesta la enfermedad tiene una razón de ser, si quieres consultar más información al respecto te recomiendo leer el libro de “Qué nos quiere decir el cuerpo con la enfermedad” de José Manuel Romero López, que también está disponible e Internet o bien el libro de “Tú puedes sanar tu vida” de Louise Hay.

Algunos puntos más sobre los cuales reflexionar, no hay nada más lejano al concepto de que la enfermedad que considerarla un “castigo divino”, pues si lo manejamos de manera adecuada, se puede convertir en una oportunidad maravillosa de conversión y de cambio. Es bien cierto que quien ha sufrido a causa de una enfermedad larga y dolorosa se vuelve más sensible al dolor de los demás y más humano.

La logoterapia (“logos”-sentido) creada por Viktor E. Frankl, médico que sobrevivió a los campos de concentración, afirma que ante las situaciones adversas que se nos presentan en la vida, lo ideal no es el cuestionar por qué nos sucedieron sino más bien, preguntarnos para qué se nos está presentando es decir, darle un sentido.

La enfermedad es un empujón que la vida nos quiere dar para introducirnos en un proceso de cambio, nos lleva a realizar un trabajo psicológico de sanación de heridas, miedos, traumas, y de creencias erróneas. Nos llevará también a repensar hábitos alimenticios y saludables de vida sin los cuales más pronto que tarde, caeremos nuevamente en un cuadro de enfermedad.

Nadie decide enfermarse, sino que esto sucede de manera inconsciente pero si somos más conscientes de las emociones y pensamientos negativos que tenemos y trabajamos en revertirlas o cambiarlas por pensamientos positivos, tendremos más posibilidades de mantenernos sanos y también salir de una enfermedad.

Otra sugerencia sobre qué hacer al respecto es el meditar para hacer un silencio interior y visualizar situaciones en las que me encuentro con salud y plenitud. Si esto se convierte en un hábito, es muy probable que cada vez logremos alinear más nuestra manera de pensar y sentir en línea con la salud, el amor y la felicidad.

Por último, no olvidemos el inmenso potencial que todos los seres humanos tenemos en nuestro interior, para detener cualquier proceso de enfermedad y llegar a la sanación, ¡Cuántos casos milagrosos de curación han desafiado a la medicina! ¡Aprovechemos la enfermedad para transformarnos en mejores seres humanos!

[1] Cfr. Revista Acción Femenina, Marzo 2017, año 83, No. 1026. Págs. 17 y 18.


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