FRENTE AL MISTERIO DE LA MUERTE
- María Eugenia Díaz Gastine de Pfennich
- hace 10 minutos
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Cuando le comenté a una de mis hijas que era una pena que en la última reunión anual del colegio ya solo asistieron 9 de las 15 compañeras porque las demás “ya se fueron”; me admiró su respuesta “mamá ¿a dónde se fueron?”. Claro que muchos jóvenes piensan poco o casi nada en la muerte, aunque todos sin excepción tarde o temprano nos vamos a morir.
TRADICIÓN DEL DÍA DE MUERTOS EN MÉXICO
El Día de Muertos es una celebración mexicana de origen prehispánico que honra a los difuntos el 2 de noviembre y comienza el 1 de noviembre y coincide con las celebraciones católicas de Día de los Fieles Difuntos y Todos Santos. La UNESCO ha declarado esta festividad como Patrimonio de la Humanidad.
En México existe la tradición de poner el altar de difuntos en las parroquias y principalmente en las casas.
El altar tiene varios elementos que pueden variar según las tradiciones regionales y generalmente son:
Fotografías de los difuntos, velas o veladoras, flores de cempasúchil, copal o incienso, pan de muerto, comidas y bebidas favoritas de los difuntos, papel picado, calaveritas de azúcar o chocolate, cruces y otras imágenes religiosas. El pueblo mexicano, en general, se relacionan con la muerte de manera muy diferente al resto de las sociedades de occidente.
En la tradición se dice que las flores, los rezos y los alimentos, junto con otros símbolos, ayudan a las ánimas a volver a la tierra para consolar a sus seres queridos. Los familiares los recuerdan rindiéndoles homenaje.
FRENTE AL MISTERIO DE LA MUERTE
A lo largo del tiempo, el ser humano siempre se ha preocupado por la muerte, en todas las culturas y de diversas maneras. La experiencia de la muerte es una presencia constante.
Cuántas personas, a través de la enfermedad grave y del sufrimiento descubren el valor de la vida y aprenden a disfrutarla mientras la tienen. Nosotros mismos al preguntarnos sobre el sentido de la MUERTE nos cuestionamos sobre el sentido de la VIDA.
Todos sabemos que somos mortales, pero no todos comprendemos en profundidad lo que esto significa, no queremos profundizar sobre el tema. A veces estamos “anestesiados” ante los medios de comunicación (prensa, televisión, etc.) que presentan situaciones de muerte y desolación que le sucede “al otro”, que está lejos porque no nos toca de cerca, como últimamente el caso del exterminio de Gaza, los asesinatos de periodistas, mujeres y desaparecidos por el crimen organizado en nuestro país y no hemos podido dimensionar la tragedia que representa tantos muertos y destrucción.
Nos sentimos cuestionados al reconocer que con la muerte llega el final de nuestra vida en forma inesperada y sin vuelta atrás.
La muerte es un plazo universal que tenemos todos, pero preferimos en nuestra cultura occidental no pensar en el momento final. Uno de los grandes “valores” en los que cree nuestra sociedad, es la salud que va unido a otros “valores” actuales como juventud y la belleza. El dolor físico y mental, el miedo a lo desconocido, la muerte, nos acompañan a través de toda la vida, pero queremos verlos como “intrusos” y no queremos pensar que algún día llegarán. En general concebimos la muerte como el final de nuestra existencia, aunque creemos que ese final está muy lejano.
Sin embargo, también vemos en nuestro siglo XXI, muchas veces a los ancianos o los enfermos se les aleja del seno familiar en un hospital, en una residencia porque en el fondo tenemos miedo de enfrentar la enfermedad, la decadencia física, la muerte. Nos olvidamos que hay leyes naturales que nos rigen y que no podemos evadir.
¿QUÉ DICE NUESTRA FE?
La muerte, es el final de nuestra vida terrena y es la separación del cuerpo y el alma. El alma es inmortal y la vida eterna es la que comienza inmediatamente después de la muerte. La vida eterna no tendrá fin y será precedida para cada uno por un juicio particular por parte de Cristo y confirmada en el juicio final.
No es necesario sufrir una enfermedad grave para profundizar más en nuestra fe, vivirla y dar amor a las personas que tanto queremos, nuestros padres, amigos, amigas, hijos, hijas, colegas del trabajo y aun a las personas que no nos han hecho el bien.
Celebrar el día de los Fieles Difuntos, en este mes de noviembre, es saber que la vida es un donmaravilloso, pero que debemos perder el miedo a sufrir lo que paraliza a muchas personas y naturalmente prepararnos para el misterio que significa el momento de nuestra muerte. El sufrimiento y el dolor van juntos con el crecimiento personal y nos purifican, pero sobre todo le dan un nuevo sentido a nuestra vida.
“Hermanos: No queremos que ignoren lo que pasa con los difuntos, para que no vivan tristes, como los que no tienen esperanza. Pues, si creemos que Jesús murió y resucitó, de igual manera debemos creer que, a los que murieron en Jesús, Dios los llevará con él, y así estaremos siempre con el Señor.” (Tesalonicenses 4, 13-14 y 17-18)
Para reflexionar:
● ¿Has estado cerca de un familiar a la hora que murió?
● ¿Cómo te sentiste? Con miedo, tristeza, sorpresa.
● ¿Tienes miedo de morir? ¿Conoces lo que dice nuestra fe en Cristo para los que mueren?


























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