¡CUIDADO CON EL ABUSO INFANTIL!
Una amiga y directora de un colegio cercano a donde yo trabajo, me habló en cierta ocasión muy angustiada para contarme que había platicado con una mamá de su colegio, quien le confesó que se sentía devastada, pues se acababa de enterar que su propio hermano había violado sexualmente, de manera frecuente, a su hijita de 8 años por los últimos 24 meses. Mi ami- ga me preguntaba: ¿Sabes cómo podemos ayudar a ésta familia? ¿Dónde se denuncian los casos así? y ¿conoces a algún experto que nos diga cómo manejar la situación?
Me quedé muy sorprendida con la noticia y me cues- tionaba ¿cómo es posible que en esos dos largos años ninguna de las personas cercanas a la niñita hu- biera detectado algún síntoma o señal de abuso? y ¿cómo podía ser que la niña no tuviera la confianza en sus padres, maestras o amigas para contarles lo que estaba viviendo?
El colegio al que va esa niña se encuentra en una de las mejores zonas de la ciudad y tiene a padres muy dedicados y preocupados por sus hijos. Pensaba, ¿cómo pudo suceder que un miembro tan cercano de esa familia hubiera sido el agresor de la pequeñita? Y lo peor de todo ¿cómo era posible que tanto mi amiga como yo, que estamos a cargo de dirigir una escuela, no supiéramos cómo manejar una situación así?
No podía dejar de pensar también que en mi colegio pudiera estar algún niño o niña sufriendo algo así sin que nadie se diera cuenta. Tenía que aprovechar el haberme enterado de tan triste suceso, para aprender
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a actuar de manera eficiente y combatir o prevenir el abuso infantil.
Empecé por informarme más sobre el tema y enten- der bien el concepto de abuso a menores. Según el Centro Nacional de Abuso y Negligencia Infantil de los EUA, se define como: “Todo contacto e interacción en- tre un niño y un adulto propiciada por el agresor para estimularse sexualmente o también el cometido por una persona menor de 18 años cuándo esta es signi- ficativamente mayor que el niño (víctima) o cuando el agresor está en una posición de poder o control sobre otro.”
Continué por informarme sobre la situación de abuso sexual en México y fue ahí cuando descubrí estos da- tos que me dejaron helada:
“De acuerdo con la Organización para la Coopera- ción y Desarrollo Económicos (OCDE) México es el primer lugar a nivel mundial en materia de abuso sexual, violencia física y homicidio de menores de 14 años”.
Alrededor de 4.5 millones de niños mexicanos son víctimas de este tipo de delitos y lo peor del caso es que solamente se da a conocer el 2% de los casos.
En el mayor de los casos de abuso sexual en meno- res, el agresor es alguien de la familia o cercano, pues el 85% conocía a la víctima.1
Ahora sabía que era un problema MUY GRAVE en nuestro país, del cual, desgraciadamente, se habla
poco y que lo más preocupante es que un 98% de los casos nunca se denuncia. Encontré otro dato que me pareció también alarmante y es el que las víctimas de abuso sexual en la infancia tardan un promedio de veinte años en hablar del tema por primera vez, según datos compartidos por especialistas.
Los datos me dejaron mucha claridad sobre dos con- signas que había que dar a conocer a todos los papás y mamás de mi colegio así como a los educadores:
La primera es que de todos nosotros depende que los menores puedan tener una infancia feliz y libre de violencia.
Y la segunda es: tenemos que estar muy atentos a identificar signos y síntomas de un posible abuso y denunciarlos.
A continuación algunos de ellos, con la aclaración de que ningún síntoma individual indica necesariamen- te abuso infantil. Sin embargo, cuantas más señales existan, mayor es el riesgo de que el menor esté su- friendo abuso y con más razón se debe profundizar en la investigación para tratar de proteger la seguridad del niño.
Los más comunes son:
• Caída repentina en su rendimiento escolar.
• Cambio súbito de conducta: llora repentinamente, más aletargamiento, cansancio, depresión, enojo, irri- tabilidad, aislamiento, etc. que el habitual.
• Desórdenes conductuales (antisocial, destructivo). • Desaliñado, descuidado en su arreglo personal.
• Se queja de dolor o molestias de manera frecuente sin aparente motivo.
• No quiere ir a algún lugar en especial o con alguna persona determinada.
• Desórdenes alimenticios: come muy poco o mucho.
Recomendaciones para padres y maestros en rela- ción con el tema:
1. Reducir el riesgo: la mayoría de los abusos suceden cuando los niños se quedan a solas con un adulto. Es importante que aun cuando se le tenga mucha con- fianza al adulto, puedan ser supervisados por segun- das personas.
2. Hablar del tema con los menores. La mayoría de los
1 Informe Mundial sobre la violencia a los niños y las niñas de la UNESCO. Link: https://www.unicef.org/ lac/Informe_Mundial_Sobre_ Violencia_1(1).pdf
abusos se dan más con engaños que con violencia y muchas veces a cambio de regalos o amenazas. Así que es muy importante dar a conocer a los menores, en un lenguaje sencillo y claro, que “nadie tiene dere- cho a tocarlos de manera inapropiada” y que si suce- diera, tienen que decir con claridad que NO al agresor e irse a un lugar seguro.
3. Romper la barrera del silencio. Una de las razones por las cuales los menores no hablan es por vergüen- za o sentimiento de culpa o bien porque muchas veces no saben a quién recurrir, pues es alguien cercano a la familia. Es por ello muy importante ayudarles a identi- ficar a personas de confianza tanto en casa como en la escuela a quienes puedan recurrir, en caso de tener cualquier problema.
4. Mantenerse alerta a cualquier síntoma o señal an- tes mencionados, así como a cualquier insinuación o comentario que haga pensar que el menor pudo haber sido víctima de abuso. Cuando el niño o la niña hable, no dudes de la credibilidad de lo que te dijo, es mejor que hagas todas las preguntas necesarias para identi- ficar bien el problema.
5. En caso de sospecha seria de abuso busca ayuda y denuncia. El primer paso es acudir con una persona de tu confianza o cualquier tipo de organización que pueda brindarte información. Hay agencias especiali- zadas en delitos sexuales en toda la República Mexi- cana que, de manera gratuita, dan el apoyo necesario para comenzar el proceso de denuncia en el ministerio público. Guardar silencio es el peor error que se puede cometer; aun cuando el proceso no es fácil, no pode- mos dejar que esto siga sucediendo. La denuncia ayu- da a que las víctimas sean menos y que el perpetrador sea juzgado como merece.
Finalmente la triste situación de ésta niña, nos dejó a todos un gran aprendizaje y muy clara la consigna de velar porque todos los niños tengan una infancia fe- liz, pues de ello depende que se conviertan en adultos plenos y armónicos. En este sentido, me gusta mucho la frase de Jean-Jacques Rosseau: “Lo que uno ama y vive en la infancia, se queda en el corazón para siempre”. AF