ASERTIVIDAD (Primera parte)
Las personas que carecen de asertividad sufren de estrés, angustia, enojo e insatisfacción, todo ello derivado de una sensación de estar continuamente haciendo cosas forzadamente.
“Todos abusan de mi”, “aquí me tienen trabajando y ellos felices”, “ya me traen de su puerquito” son algunas de las frases que se dicen a ellas mismas las personas poco asertivas.
O como dijera el Chapulín Colorado: “Se aprovechan de mi nobleza”.
Qué es la Asertividad
La asertividad consiste en conocer los propios derechos y necesidades y defenderlos, pero respetando a los demás.
Está en un punto medio entre ser agresivo y ser pasivo.
Ejemplo:
Imagina que estás en la fila para comprar algo. De pronto, un “abusado” se mete por delante de ti. Hay quienes ante una situación así, optan por no hacer nada, es decir, aceptan pasivamente la situación. ¡Mala decisión!
(Claro que a veces ser pasivo en casos como éstos es prudente, sobre todo si el abusivo es un gigantón con tatuajes hasta en las axilas y una camiseta que dice “Yo amo a la muerte”).
En otro extremo, hay quienes en esa misma situación, defienden su derecho, pero de forma agresiva. Se van contra el sujeto y a gritos o bolsazos, le reclaman su actitud. Si todo va bien, el tipo se quitará de la fila.
Esta es una mejor opción, ya que por lo menos el afectado defendió su derecho, pero el problema es que sin respetar al otro además de que probablemente aquél mostrará actitudes que pueden ir desde la resistencia hasta la violencia.
Ser agresivo tampoco es la mejor opción.
La persona asertiva hace algo, pero sin violencia. En el caso descrito, se acerca al abusivo y serena pero firmemente, le dice algo como: “Oiga, estamos formados, le voy a pedir que vaya y se forme atrás”.
Los maestros en asertividad suelen mostrarse firmes y seguros. Dicen y hacen lo que deben en un tono que no admite réplicas.
Seguramente has conocido a algún guardia de seguridad de esos que de forma amable pero firme no te dejan pasar. O bien, recuerda a aquel adulto al que en tu infancia sabías que no le podías sacar nada. Firmemente y a veces hasta sonriendo te negaba caprichos y no cedía ante chantajes. “Ándele, ya le dije que no va a ir; y ni me haga berrinche”. “Ni modo,” pensaba uno.
Esos son comportamientos asertivos. No el gritar y dar sombrerazos para acabar cediendo.
Si constantemente te sientes frustrado por sentir que debes hacer cosas que en tu interior sabes que no deberías hacer y/o si te sientes molesto por sentir que cedes ante comportamientos injustos, entonces te conviene ensayar la asertividad.
Cómo ser asertivo
Para empezar, cuando debas hacer que algo se cumpla, no apeles a una autoridad superior. No digas cosas como “me regañan” “me obligan” o “pues yo sí te permitiría, pero…”.
Ensaya a decir “Yo”. Atrévete a hablar en primera persona. Habla firmemente, trata de no enojarte, y sé amable.
“Yo necesito…”, “Yo quiero…”, son formas de empezar un mensaje asertivo.
Por otra parte, hay técnicas que te pueden ayudar.
El Disco Rayado.
En su libro sobre asertividad Cuando digo No, me siento Culpable, su autor Manuel J. Smith proporciona la herramienta llamada “Disco Rayado”. Consiste en encontrar el mensaje que se quiere comunicar y repetirlo una y otra vez ante insistencias o chantajes.
Por ejemplo, digamos que tocan a tu puerta para ofrecerte algún producto.
¡No te interesa!
Entonces, el mensaje es “no me interesa”. Ante las propuestas del vendedor, tú sólo debes concretarte a decir: “No me interesa” una y otra vez. El truco está en no entrar en diálogos innecesarios. Hay quien se pone a platicarle su vida al vendedor, quien termina por enterarse que la persona tiene deudas, que no ha tenido para la colegiatura del niño ¡y a veces hasta inventa historias esperando “zafarse”! Así, se está por horas, hasta que termina por ceder. Luego, a hacer corajes por los pagos. “Pero por más que le di vueltas, no me dejaba en paz”, suelen justificarse estas personas mientras hacen “circos” para pagar por un microscopio que no necesitaban.
En el otro extremo, están los agresivos, que sencillamente le dan en la nariz con la puerta al vendedor. Puede parecer justo, dado que no queremos una deuda, pero la asertividad implica respeto por una persona que sólo está haciendo su trabajo.
La técnica del “disco rayado” permite que en no más de cinco repeticiones, el otro acabe por ceder.
Más adelante hablaremos de la importancia que tiene decidirse a enfrentar las cosas y revisaremos la técnica conocida como “La Nube”, que complementa a la del disco rayado.
Para reflexionar:
¿A qué le temes cuando eres poco asertivo(a)?: ¿Al conflicto? ¿A ser detestado(a)?
¿Crees que vale la pena ser asertivo(a)? ¿Sí? ¿No? ¿Por qué?
Conviene tenerte confianza y enfrentar las situaciones. La verdad es que la gente -aun la más chantajista- tiende a respetar a quienes alzan su voz y defienden sus derechos. E incluso si llega alguien a enojarse contigo, la recompensa es enorme; se trata nada menos que de recuperar el control de tu vida.
La asertividad se manifiesta cuando una persona expresa su punto de vista de manera clara, firme y respetuosa. La asertividad es indispensable para tener una buena comunicación con los demás.