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Sinceridad, coherencia y libertad Ingredientes para una vida feliz


¿Alguna vez te ha pasado que, cuando alguien te hace una pregunta, dices algo diferente de lo que realmente piensas, quieres, deseas o necesitas? Esto nos pasa a muchos y puede ser por diferentes causas, ya sea por temor a quedar mal, o al “qué van a pensar o a decir de mí”, por querer ser aceptado(a) por el otro, por responder “lo que conviene responder” en esa situación, etc.

Hace unos días, María1 me compartía que cada vez soportaba menos la presencia de Jorge2, el chico con el que estaba saliendo. Sentía que la asfixiaba con detalles que a ella no sólo no le gustaban, sino que la estresaban…

Cada vez que hablamos por teléfono y me dice “bebe” o “corazoncito”, empiezo a sentir como si “me hirviera la sangre”. ¿Quién le dijo que podía decirme así, pues apenas nos estamos conociendo?… y luego ya se siente con derecho a organizar mi vida y creo que me manipula para que haga lo que él quiere sin preguntarme antes si puedo o quiero… la semana pasada me llamó y me dijo: “¿Te gusta este artista?”… y cuando le respondí que sí, continuó: “¡Qué bien! Porque ya compré boletos para su concierto y te estoy avisando con tiempo para que apartes la fecha”… la verdad exploté porque ese día es cumpleaños de mi papá y ahora me siento presionada porque siempre le hacemos un pequeño festejo, pero está el dichoso concierto…

Le pregunté a María por qué cada vez que la llamaba “bebé” o “corazoncito” ella no le pedía que evitara decírselo, dado que no le gustaba y sobre el concierto, que no podría ir porque ya tenía un compromiso familiar. Ella respondió que si él la estaba “tratando bien” ella no se sentía con el derecho de rechazar esos detalles y “ser la fea” en la relación… Concluimos que ella no sabía decir “no”, por lo que prefería no ser sincera con las personas, escogiendo de alguna manera su infelicidad.

Podemos y tenemos el derecho de ser sinceramente felices

Este tema me hizo pensar en la sabiduría que nos dejó Jesús cuando nos dijo:

Cuando ustedes digan “sí”, que sea realmente sí; y, cuando digan “no”, que sea no. Cualquier cosa de más, proviene del maligno. (Mateo 5:37). Y esa otra parte donde afirma: “la verdad les hará libres”. (Juan 8:32). El apóstol Santiago, en su carta, dice algo parecido: “que el sí de ustedes sea sí, y el no de ustedes sea no, de otro modo serían reprensibles”. (Santiago, 5,12).

Estos pasajes nos dan pistas para vivir coherentemente y así, siendo sinceros en primer lugar con nosotros mismos, construir nuestra felicidad. En el caso de María, asume que prefiere no ser sincera con los demás antes que decir un “no”, pero no se está dando cuenta que es a ella a quien dice “no” y tampoco está siendo sincera consigo misma. No está reconociendo que tiene derecho a expresar lo que realmente quiere decir o necesita, que tiene derecho a sus emociones, a sus opiniones o creencias, a sus preferencias por la mera razón de ser humano y por lo tanto, no se está permitiendo ser ella misma libremente.

La sinceridad y la coherencia van de la mano y cuando las vives con libertad, vives en la verdad de ti misma. Esto produce felicidad. La falta de sinceridad y coherencia puede producir dificultades en la comunicación con los demás y sobre todo, será un obstáculo para poder satisfacer tus necesidades al relacionarte con otros.

Ingredientes de la coherencia para ser libre y sinceramente felices

Para ir construyendo nuestra felicidad con sinceridad, coherencia y libertad nos ayudará el vivir los siguientes elementos. Lo aplicaré en el ejemplo de María.

1° Conocerme y aceptarme. Por ejemplo, María necesita darse cuenta que le desagradan esas manifestaciones de cariño y por lo tanto, eso que hace Jorge no equivale a “tratarla bien”, al contrario, le está dando algo que a ella le desagrada. Además, reconocer esto no la hace mala persona ni tampoco el aceptar que ella tiene derecho a ser diferente a Jorge y expresarle su desacuerdo.

2° Reconocer que tengo derecho a hacerme caso. Por ejemplo, las emociones de María le estaban indicando que tiene la necesidad de decir “no”: “no quiero que me digas así porque no me gusta… y necesito que dejes de decirlo”; “no voy a ir al concierto porque tengo un compromiso familiar y no me preguntaste antes de comprar los boletos”…

3° Aprender a comunicarse asertivamente. Para ello es importante:

a) Tener claros los derechos propios y ajenos, así como las responsabilidades. Al defender los derechos propios, necesitamos hacerlo de modo que no queden violados los ajenos. Por ejemplo, Jorge tiene derecho a decirle a María “bebé”, o comprar boletos para invitarla a un concierto; pero al ejercer ese derecho, tiene la responsabilidad de asumir y respetar los derechos de María: el derecho a que no le guste que la llame así, que pueda pedirle que deje de hacerlo y que al haber comprado los boletos sin preguntarle antes, ella puede decir “no” (ya sea porque no puede o no quiere). Al mismo tiempo, estos derechos de María la hacen responsable de su malestar, pues nadie más que ella puede decirle a Jorge lo que le molesta o hacer algo para que él no decida por ella. Si Jorge compró los boletos sin preguntarle, ella no es responsable de eso, por lo tanto, puede decir con libertad –y sin temor a lastimarlo– “no voy”.

En resumen, así como Jorge hace lo que hace porque busca ser feliz, María también puede y tiene el derecho de buscar su felicidad, aunque no coincida con la de Jorge. Siempre y cuando no violen los derechos del otro.

b) Al comunicar a otros quienes somos, qué hacemos, qué deseamos, qué nos gusta, qué esperamos, qué necesitamos, etc., debemos hacerlo de manera:

– Oportuna. Por ejemplo, cuando Jorge la llame “bebé”, María necesita decirle en ese momento que ya no lo haga porque le molesta.

– Respetuosa. Es decir, aunque María esté molesta, puede expresarle su molestia sin ser grosera.

– Coherente. María necesita expresar su molestia y su deseo respetuosa pero firmemente (tanto con su tono de voz, como con su expresión corporal). Si no lo hace el mensaje será confuso para Jorge y puede interpretar que es broma o que no habla en serio.

Para trabajar en grupo:

¿Se les ocurren ejemplos de su vida en los que puedan empezar a practicar la sinceridad, la coherencia y la libertad? ¿Cuáles?

COHERENCIA + LIBERTAD = FELICIDAD

1 Nombre modificado.

2 Nombre modificado.


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