Cuidemos la Salud Mental Materna
- Cristina Robles Quevedo
- 1 may
- 4 Min. de lectura
“Detrás de todas las historias está siempre la historia de una madre.
Debido a que es en su historia donde empieza la tuya”
(Mitch Albom)
¿Sabías que uno de los cuatro principios básicos en los que se basa de la doctrina social de la Iglesia es el bien común entendido como “aquello que beneficia a la totalidad de los ciudadanos de una comunidad, específicamente aplicado a las condiciones sociales, institucionales y socioeconómicas de la misma”[1]?
Por lo que, aprovechando que estamos en el mes que se celebra a las madres en todo el mundo, me enfocaré en reflexionar sobre la salud mental materna como una aplicación concreta del bien común, ya que cuidar a una madre es cuidar la construcción de hogares saludables y por consiguiente, fomentar el buen desarrollo de toda la sociedad.
Sabemos que una madre influye no sólo en la educación y formación de los hijos, sino muchas veces (si no es que el total de las veces) la salud, el equilibrio emocional/afectivo y el bienestar de la familia dependen de ella. Por lo tanto, podríamos también decir que la salud mental de una madre empieza con el cuidado de la salud mental de la familia y las mujeres.
Este tema es tan importante que cada primer miércoles de mayo se celebra el Día Mundial de la Salud Mental Materna para fomentar la conciencia en la población sobre este tema y sobre todo para incentivar la inversión en servicios de salud mental para las madres.
Y es importante porque la salud mental de la madre incluye su bienestar emocional y psicológico (durante el embarazo, el parto y postparto), lo que afecta en su capacidad para manejar el estrés y la ansiedad asociados a esta etapa y por lo mismo, afecta en el desarrollo del bebé.
Sin embargo, a pesar de la importancia del tema (alrededor de un 20 y 25% de las madres enfrenta problemas de salud mental o angustia psicológica durante el embarazo y postparto), no siempre es entendido ni atendido adecuadamente sobre todo por ignorancia o una visión negativa sobre el mismo.
En México se estima que entre el 9 y el 14% de las madres durante el embarazo pueden sufrir depresión. Y el porcentaje postparto, que suele comenzar entre cuatro y ocho semanas después del nacimiento, oscila entre el 6.6 y el 24.6%[2] (puede empeorar si la mujer tiene antecedentes de enfermedades mentales graves).
Pero estos no son los únicos problemas por los que puede atravesar una madre en este periodo. Otros síntomas que se han registrado en nuestro país son: alejamiento de la pareja o incapacidad para vincularse con el bebé, cambios de humor repentinos, dificultad para concentrarse, ansiedad que afectan el sueño y la alimentación de la madre y el bebé, sentimientos de culpa, miedo o tristeza, entre otros[3].
En estas etapas las mujeres tienen grandes cambios físicos (que pueden afectar su imagen y autoestima), hormonales y emocionales que impactan en su salud física y mental. Anualmente, 1 de cada 5 mujeres en el mundo experimentan algún tipo de trastorno del estado de ánimo y de ansiedad en el periodo perinatal, es decir que precede o sigue inmediatamente al nacimiento[4].
Además de estos cambios, hay otros factores que pueden afectan la salud mental materna: estrés (por trabajo, cuestiones económicas, desigualdad en las responsabilidades con la pareja, abuso o violencia intrafamiliar o conflictos familiares, falta de apoyo social, falta de sueño, experiencias traumáticas pasadas como la pérdida de un hijo, etc.), ansiedad sobre el cuidado del bebé y presión por expectativas de los que debe ser una buena madre, por mencionar algunos.
Podemos concluir que el apoyo emocional y social de profesionales, familiares, amigos y grupos de apoyo es fundamental en este periodo.
¿Cómo podemos detectar si alguna amiga o familiar embarazada necesita ayuda? Una madre necesitara ayuda cuando tiene cambios y alteraciones en su estado de ánimo; emociones y sentimientos de tristeza, ansiedad y desesperanza; lloran frecuentemente; te comentan que han perdido el apetito o tienen problemas para dormir; observas que ha descuidado su aseo personal diario, etc.
En estos casos, requerirá recibir atención y tratamientos adecuados como terapia, medicación, apoyo emocional y educación sobre la salud mental y el bienestar. Esto no excluye los cuidados que debe tener en este periodo como lo son alimentarse sana y balanceadamente, hacer ejercicio, dormir y descansar adecuadamente, tener apoyo para el cuidado del bebé, evitar estar sola en casa por periodos prolongados, participar en algún grupo para madres primerizas, buscar técnicas para relajarse, etc. [5]
En México tenemos un área enorme de oportunidad ya que al investigar sobre el tema no encontré un plan concreto de acción enfocado al cuidado de la salud mental de las madres mexicanas.
Por lo tanto, si inicié esta reflexión puntualizando que depende de una madre la educación y formación de los hijos, entonces depende de ellas la formación de futuros profesionistas y promotores de leyes que atiendan este apremiante tema del bien común.
Reflexiona:
● ¿Te das cuenta de que es un tema importante no sólo para las mujeres?
● ¿Cómo puedes compartir este tema para crear una conciencia social y fomentar cambios en tu comu
[2] Datos del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente.
[5] Idem.
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