Envejecer es un regalo. Agosto mes de los abuelos.
“El justo crecerá como palmera… aún en la vejez tendrá sus frutos.” (Salmo 92, 12: 14)
Después de estar más de un año sin salir, sino para lo urgente, me llevé una sorpresa enorme: el 6 de junio fui a votar y me encontré con algunos vecinos que hacía tiempo no veía. Me impresionó una amiga con quien nos reuníamos regularmente en un grupo de lectura; casi no la pude reconocer porque caminaba encorvada, con el cabello con la mitad blanco y desarreglado, cansada, distraída y amedrentada. Le pregunté discretamente a su esposo por la salud de ella, y él me contestó: “no tiene ninguna enfermedad; se ha dejado ir y se deprimió porque ya no hace nada y no se tiene que arreglar para ir a ninguna parte, se la pasa sentada frente a la televisión”.
En general a todos y todas nos preocupa llegar a la vejez o “tercera edad” con achaques que se pueden evitar. Una de las preocupaciones más grande de las personas que ya cumplieron los 65 años es que muy pronto y, antes de lo que se imaginan, se enfrentarán con la vejez. Así como los adolescentes salen de un mundo conocido, la infancia, y se adentran a un mundo desconocido, el de la juventud, también el adulto mayor, después de vivir la plenitud de la vida, se enfrenta con la vejez y todas sus consecuencias.
El problema es más grave porque nuestra cultura occidental tiene como grandes valores: la juventud, la belleza física, la fuerza física, el éxito, la salud y el placer. Todos ellos se van terminando con la llegada de la vejez.
En México, la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica 2018 (ENADID), realizada por el INEGI, reporta que el número de personas de 60 años o más que reside en México es de 15.4 millones, cifra que representa 12.3% de la población total; la mayoría de ellas depende económicamente de otros.
¿Qué significa envejecer?
Envejecer significar ir perdiendo capacidades como: energía, fuerza física, memoria, habilidades adquiridas y ser más vulnerable a las enfermedades. Desde luego la pérdida de la belleza de la juventud y madurez de las mujeres y la fuerza física para los hombres. En muchos casos significa además perder la independencia y depender de otras personas. En la vejez también se pueden agudizar todos los defectos: un hombre prepotente, de viejo se vuelve gruñón e inaguantable, una mujer vanidosa, se vuelve ridícula por el exceso de maquillaje, por su ropa de jovencita, etc.
En contraste, en esta etapa se pueden desarrollar naturalmente algunas otras cualidades, que son el resultado de nuestro estilo de vida como son: la sabiduría, la sensatez, la serenidad, la prudencia, la justicia, la alegría de vivir, la solidaridad, el sentido de la trascendencia y, sobre todo, el amor.
Para tener una vejez fructífera hay que trabajar desde nuestra más temprana edad. Inclusive la belleza cambia y hay ancianas y ancianos que tienen una belleza natural que irradia de su interior.
¿Qué debo hacer para vivir bien mi vejez?
Ante todo:
- Evita la vida sedentaria, no estés sentada o acostada todo el tiempo.
- Bebe mucha agua, aunque no tengas sed.
- Evita las caídas, que son la principal causa de invalidez.
- No te aísles, asiste a reuniones familiares y sociales.
Existe una creencia de que el aprendizaje es para las primeras etapas de la vida, lo que favorece la aceptación pasiva de las personas de la tercera edad y no tener interés para desarrollar su personalidad y aportar algo valioso a la sociedad que los está excluyendo. Es imposible dar recetas válidas para todas, pero podemos destacar algunos puntos de reflexión que nos ayuden a hacer un alto para prepararnos a vivir una tercera edad plena, sin una soledad abrumadora, llena de amargura y frustración.
Algunas recomendaciones que es conveniente conocer, además de las cuatro anteriores:
Reconoce que Dios te ha dado la bendición de haber llegado a cumplir tantos años con vida.
Haz oración diaria para pedir a Dios te de la fortaleza para enfrentar, con Su ayuda, algunos problemas.
Haz ejercicio, come de forma saludable,[1] ten un horario fijo para tus actividades y duerme mínimo 7 horas.
Ten revisiones médicas regulares y toma los medicamentos indicados.
Cuida tu presentación personal y acepta los cambios físicos que vas sufriendo: Si está en tus posibilidades mejorar tu aspecto (canas, gordura, arrugas), hazlo desde ahora, pero sin que se vuelva una obsesión.
Enfréntate, día a día, con los problemas y retos que se te presenten. No vivas preocupada.
Cuida tu seguridad económica: ahorra, organiza adecuadamente tu jubilación futura y el lugar donde vivirás cuando no te valgas por ti misma (asilo, residencia geriátrica, con familiares, etc.).
Haz tu testamento y regala o vende lo que no necesitas.
Trata de ser solidaria(o), ayuda a los más necesitados de tu entorno y sé amable con tu actitud y tus palabras.
Desarrolla nuevas habilidades: aprende computación, otro idioma, cocina, trabajos manuales, etc.
Si tienes la bendición de ser abuela/o, da amor y tiempo de calidad a tus nietos: es mucho lo que puedes enseñarles y aportarles y también lo que ellos pueden darte a ti[LR1] .
Perdónate y perdona a los que no son considerados contigo y no comprenden que vas decreciendo físicamente, pero que tienes otros valores: serenidad, experiencia, comprensión, solidaridad con los más necesitados, sabiduría, etc.
Vive unida a Jesús en la Eucaristía y en los Sacramentos porque quien permanece unida a Jesús dará frutos abundantes.
Teresa de Calcuta no tenía ni belleza, ni juventud, ni fuerza física, pero trascendió durante su vida y después de ella por su solidaridad con los más pobres de los pobres, su justicia, su trabajo por la paz y todo lo hizo movida por su gran fe y amor a Jesús.
En las culturas orientales siempre se ha valorado a los ancianos por su experiencia y su sabiduría. Ojalá y todos los que ya cumplieron más de 70 años también reconozcan que tener una larga vida es un gran regalo de Dios[LR2] .
Para reflexionar:
¿Valoras los años que tienes? ¿sí?, ¿no? ¿por qué?
¿Eres consciente de la necesidad que tienes de prepararte para tu vejez? ¿Cómo?
[1] Te invitamos a conocer “El plato del buen comer”, que encontrarás en la última página de la revista.
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