top of page

Puedo ser feliz

  • Cristina Robles Quevedo
  • 27 feb
  • 4 Min. de lectura

La felicidad es cuando lo que piensas, lo que dices y lo que haces están en armonía

(Mahatma Gandhi)

 



El 20 de marzo se celebra el día internacional de la felicidad por lo que este mes es una buena oportunidad para reflexionar nuevamente en este tema.

 

En otro artículo[1] traté brevemente por qué la felicidad es relevante para las personas ya que nos ayuda a reducir sensaciones de malestar y nos permite mantener un estado de ánimo estable. En pocas palabras, la felicidad nos ayuda a sentirnos bien.

 

Normalmente las personas nos preocupamos por ser felices, lo que nos lleva a preguntarnos cómo lograrlo y a hacer lo necesario para alcanzarlo. Sin embargo, pocos reflexionamos el por qué en ciertas temporadas de nuestra vida, no nos sentimos felices con nada[2].

 

Si definiéramos la felicidad desde la psicología y la filosofía, ésta es un estado emocional positivo que se alcanza cuando satisfacemos nuestros deseos o alcanzamos nuestros objetivos/metas, lo que nos permite experimentar una sensación de bienestar[3].

 

Parece ser entonces que, aunque la felicidad es subjetiva y relativa (porque cada uno tiene objetivos o deseos personales diferentes a los de otras personas), está asociada a lograr cosas.

 

Pero ¿qué pasa cuando una persona ha alcanzado eso que anhela y no se siente feliz? Y por el contrario, experimenta una sensación de insatisfacción o frustración constante sin poder saber qué hacer para combatirla.

 

Es muy probable, que estas personas no puedan sentirse felices por la forma en la que están tomando sus decisiones, es decir, no se dan cuenta de que están optando por algo, pero por una razón equivocada. Lo que normalmente generará mucho malestar. Veamos algunas de estas razones.

 

En primer lugar, no pocas personas se dejan influenciar por las expectativas sociales y culturales. Hace tiempo tomó terapia conmigo una chica llamada Lourdes[4] que además de guapa, era muy trabajadora y le había ido bien en su empleo, por lo que era económicamente estable y esto le permitía tener lo que ella deseaba sin problema.

 

El trabajo en la terapia le permitió alcanzar su objetivo que era tener a una estabilidad emocional de satisfacción y paz. Por lo que la di de alta. Sin embargo, en una ocasión me pidió una sesión porque tenía una crisis terrible. En la sesión me comentó que llevaba un tiempo sintiéndose frustrada e insatisfecha y lo que antes la hacía feliz, ahora no le generaba ningún bienestar.

 

Entonces le pregunté si recordaba cuándo había empezado a sentirse así y me compartió lo siguiente. “Empezó cuando fui a mi casa de visita y fui a varias reuniones con mis amigas de la infancia (ella era de otro estado de México, pero ya llevaba mucho tiempo viviendo en la capital). Las conversaciones giraban en torno a sus matrimonios y a sus hijos. Yo no sólo me sentí fuera de lugar, sino que me dí cuenta de que yo era la única que trabajaba y seguía soltera y sin hijos”.

 

Cuando le pregunté por qué se sentía fuera de lugar, me respondió “porque a esta edad se supone que yo debería estar casada y con hijos como mis amigas; eso es lo que se espera en la ciudad donde nací”.

 

La crisis terminó cuando le recordé uno de sus objetivos de la terapia. Le dije “oye Lourdes, en terapia trabajamos para que pudieras buscar y alcanzar tus objetivos personales; entonces, cuando ves a tus amigas ¿tú quieres eso ahora en tu vida? porque si tú quieres eso, entonces lo que hay que hacer es ver la manera de alcanzarlo, empezando por abrirte a un noviazgo para casarte”.

 

Ahí se dio cuenta de que, en ese momento de su vida, eso no era ni su prioridad ni su meta personal (porque, aunque algún día sí quería casarse y tener hijos, no los quería en este momento) y que se estaba dejando influenciar por el “qué dirán”. Después de tomar consciencia de ello, recuperó su paz y nuevamente pudo disfrutar de lo que tenía y hacía.

 

En otra terapia, Pedro[5] me decía que se sentía inferior a sus amigos porque en comparación con ellos, no tenía una vida exitosa. Entonces le pregunté por qué decía eso y nos dimos cuenta de que se estaba comparando con sus amigos que habían trabajado en el extranjero o eran grandes empresarios con mucho dinero. Pero cuando le pregunté si los veía felices, se dio cuenta de que muchos no lo eran a pesar de esos logros que él veía como muy importantes, pero él sí se sentía feliz y satisfecho con lo que él había decidido hacer de su vida.

 

¿Cuántas veces no hemos perdido nuestra paz por fijarnos en lo que tienen los demás o en lo que las personas o los medios de comunicación establecen como indicador de éxito en la vida?

 

En otro artículo continuaré este tema tan importante para nuestro bienestar.

 

 

 

Reflexiona:

• ¿Sabes qué te hace feliz? ¿Eso es parte de tu vida? ¿O te estás dejando influenciar por lo que la sociedad/medios sociales imponen como indispensable para alcanzar la fel


[1] Revista No. 1086 de Acción Femenina del mes de marzo del 2022.

[3] Página de internet www.significados.com/felicidad.

[4] Nombre ficticio para proteger la identidad de la persona.

[5] Idem.

 
 
 

Comentários


Entradas destacadas
Vuelve pronto
Una vez que se publiquen entradas, las verás aquí.
Entradas recientes
Archivo
Buscar por tags
Síguenos
  • Facebook Basic Square
  • Twitter Basic Square
  • Google+ Basic Square
bottom of page