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VIVE FELIZ


La búsqueda de la felicidad, que es un deseo vehemente y fundamental del ser humano, ha sido comúnmente confundida con el tener bienestar, éxito, placer, etc. cuando en realidad es mucho más que esto. La felicidad es un estado más o menos permanente de grata satisfacción espiritual y física. Dicho de otro modo, no se trata de un estado pasajero de alegría, euforia o placer sino más bien de la sensación interna de bienestar, paz y armonía.

Desde la perspectiva de la Psicología Positiva, la felicidad no es una sola cosa, sino un constructo que comprende varios elementos: el aspecto sensorial y emocional que incluye las experiencias placenteras, la alegría y las emociones positivas; el componente cognitivo, que se refiere a cómo evaluamos nuestra vida y qué tan satisfechos estamos con ella; y el sentido de vida, el sentir que nuestra vida tiene propósito y vale la pena.

No se refiere a la ausencia de problemas y malestares sino como decía Viktor Frankl: “Lo que necesitamos no es vivir sin tensiones, sino la fortaleza para alcanzar las metas situadas al otro lado de ellas. Lo que necesitamos no es librarnos de las dificultades a toda costa, sino encontrar un significado propio a la vida que nos merezca la pena”.

A continuación, algunas de las cualidades que caracterizan a las personas felices:

“Las personas sumamente felices tienen buenas relaciones con los demás” (Peterson, 2006). Se sienten a gusto con ellas mismas y son más abiertas a relaciones respetuosas, tolerantes, empáticas, etc.

Tienen mejor y más energía para trabajar pues encuentran en sí mismos la motivación para hacerlo. “Los individuos que usan sus fortalezas en el trabajo disfrutan más lo que hacen y son más felices” (Harter y Rath, 2010).

Están en general más motivadas al servicio y a hacer buenas obras. El amor que tienen en sus vidas los mueve interiormente a compartirlo sobre todo con aquellos que ven que sufren.

No dan las cosas “por sentadas”, se muestran agradecidos por cada cosa buena que se les presenta en la vida. “La gente que expresa frecuentemente gratitud tiene mejor salud, más optimismo, bienestar, ayuda más a otros y avanza más para conseguir sus metas”. (Emmons & Crumpler, 2000).

Aprenden del fracaso y encuentran en la adversidad grandes oportunidades de crecimiento. Una persona feliz acepta el error, fracaso o adversidad como parte natural de la vida y también como una experiencia que si manejan de manera adecuada, está unida al éxito y crecimiento personal.

Es una persona que mide su éxito no por la ausencia de fracaso sino más bien en la medida en que ha logrado aprender de sus fracasos y levantarse nuevamente de la adversidad, lo cual hace sea cada vez más seguro y confiado y por ende, feliz.

Muestran en general una actitud positiva, enfocando su atención a lo bueno que tienen en lugar de a lo que hace falta. La persona feliz no hace que su felicidad dependa de las circunstancias favorables, sino que entiende que más bien, depende de la manera en que interprete lo malo que le sucede y presta más atención a las lecciones que estas experiencias puedan enseñarle. Son personas que tienen la habilidad de trasformar un contratiempo en una oportunidad y van por la vida con aire de optimismo buscando en todo lo malo que les sucede, alguna cuestión positiva.

Según Tal Ben Shahar, en su libro de “Practicar la felicidad”, para lograr ese estado de satisfacción interna, hay que ejercitar una serie de acciones para que se vuelvan parte de nuestras vidas y nos permitan desarrollarnos como seres más plenos y armónicos en todas nuestras áreas.

No se trata de soluciones mágicas ni rápidas, sino más bien, de la práctica constante de aquello que unido a nuestras creencias e ideologías profundas, nos dará como resultado la felicidad.

A continuación en dos prácticas que a mi juicio son altamente recomendables para lograr cada vez mayor felicidad.

El agradecimiento como práctica

Los psicólogos Robert Emmons y Michael McCullough llevaron a cabo una serie de experimentos en los que pidieron a un grupo de personas que escribieran cada día al menos cinco cosas, de mayor o menor importancia, por las que se sintieran agradecidas. Resulta que dedicar uno o dos minutos diarios a expresar la gratitud que una persona siente por los hechos de su vida puede tener notables consecuencias. Los participantes que expresaron su gratitud no solo desarrollaron una mayor capacidad para apreciar su propia vida, en general, sino que experimentaron niveles más elevados de bienestar personal y emociones positivas: se sentían más felices y eran más asertivos, enérgicos y optimistas. También se mostraron más generosos y dispuestos a ayudar a otros. Además, dormían mejor, sentían ganas de hacer más ejercicio y tuvieron menos síntomas de enfermedades.

Una vez que establecemos el hábito de manifestar nuestra gratitud, ya no hace falta que pase nada especial para sentirnos felices. Nos hacemos más conscientes de las cosas buenas que nos suceden durante el día y cada vez nos vamos acordando de ir poniéndolas en la lista.

Intenta hacer el ejercicio de escribir cada día al menos 5 cosas por las que te sientas más feliz y verás muy rápidamente resultados.

La práctica del Mindfulness o plena conciencia.

Se refiere en concreto a prestar atención al momento presente sin juzgar, es un tipo de ejercicio espiritual que tiene su origen en técnicas orientales que se han extendido al cristianismo por encontrar que esto es de gran ayuda para alcanzar la paz interior.

El mundo actual nos lleva a vivir a una velocidad vertiginosa, cuestión que hace que no logremos disfrutar de toda la felicidad potencial que nos rodea, no podemos a veces ni mirar el paisaje, ni el cielo, o disfrutar el café que tomamos y la comida que comemos. Vivimos o arrastrando situaciones del pasado o bien con miedo a lo que vendrá en el futuro y nos perdemos de lo que sucede en nuestras vidas a cada instante.

Muy unida a la práctica del agradecimiento está la práctica de la plena conciencia pues sólo cuando somos capaces de vivir en el presente, en el instante mismo en que se está presentado la situación, podemos ser capaces de sentirnos agradecidos por la bendición de tener agua caliente en nuestro baño diario, una rica comida, un cielo azul sobre nosotros, a un ser querido a nuestro lado, etc.

El ejercicio de mindfulness empieza por hacer conciencia de la respiración, cuando estamos atentos a nuestra respiración estamos en el presente.

La recomendación en concreto es dedicar algunos minutos de nuestro día a día para hacer un alto, contactar con la respiración, mirar atentamente lo que nos rodea, mirar atentamente a las personas que nos rodean o bien mirarnos nuestras manos, pies, piernas, etc. Cuando vemos y nos vemos en el momento presente, los sentimientos de agradecimiento empiezan a aflorar de manera natural llenándote cada vez más de paz interior, lo cual te irá convirtiendo cada vez en una persona más feliz.

Tal Ben-Shahar"">Tal Ben-Shahar está graduado por la Universidad de Harvard en Psicología y Filosofía, y obtuvo en la misma universidad un doctorado en Comportamiento Organizacional. Es actualmente profesor de Psicología Positiva y Psicología del Liderazgo en Harvard. Autor de los libros “Ganar felicidad”, “Practicar la felicidad”, “La búsqueda de la felicidad” y “Elige la vida que quieres”.


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