SIETE DE CADA DIEZ MUJERES
En una famosa revista, se publicaba cada mes un artículo bajo el título de “Drama de la vida Real”; artículos similares se siguen publicando ahora con mayor frecuencia bajo títulos distintos. Estos artículos reflejan la vida concreta de personas que se enfrentan a situaciones difíciles en la vida. Ahora en México estamos viviendo un verdadero drama: según los datos que vemos, en blanco y negro, en la encuesta del ENDIREH (Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares), recién publicada por el INEGI (Instituto Nacional de Estadística y Geografía), siete de cada diez mujeres, de los 15 años en adelante, han sufrido algún tipo de violencia.
Esta encuesta señala la violencia que sufren las mujeres en el hogar, la comunidad, la escuela, el trabajo, la pareja y la familia. Destacó que los principales agresores son hombres; en la familia, el esposo, los padres, los hermanos, tíos y primos (violencia sexual). En el ámbito escolar y laboral son los compañeros quienes provocan la violencia.
Distintas manifestaciones de la violencia:
● Violencia hacia las mujeres con discapacidad. A lo largo de su vida, el 72% de mujeres con discapacidad reporta violencia.
● Violencia digital. El 13% de mujeres entre 15 y 24 años, son las que más reportaron este tipo de violencia.
● Violencia sexual en la infancia. De las mujeres encuestadas 12.6% indicaron que sufrieron violencia sexual, principalmente por parte de tíos y primos.
● Violencia obstétrica. 3 de cada 10 mujeres sufrieron por ser presionadas para tener un dispositivo intrauterino o aceptar la esterilización forzada.
En comparación con los resultados de la ENDIREH de 2016, se muestra un incremento de cuatro puntos porcentuales en la violencia total contra las mujeres, registrándose el mayor aumento en la violencia sexual que tuvo un incremento de 8.4 puntos porcentuales.
El 25 de noviembre se celebra “El Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres”, según la resolución que aprobó la Asamblea General de la Naciones Unidas el 5 de noviembre de 1999. No podemos negar que la violencia contra las mujeres ejercida por los hombres es una pandemia global. De acuerdo con la ONU, un alto porcentaje de las mujeres en el mundo la padecen en algún momento de su vida. Es la más antigua discriminación cometida contra el sector más grande de la población.
Erradicar toda clase de violencia
La Organización Mundial de la Salud define la violencia como: El uso intencional de la fuerza o el poder físico, de hecho o como amenaza, contra uno mismo, otra persona o un grupo o comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones.
Debe registrarse como un gran avance el hecho de que hoy, a diferencia del siglo pasado, se hable de feminicidios, se exhiba a los hombres violentos en las redes sociales y que exista una legislación específica para atender la violencia contra la mujer. Sin embargo, esto no es suficiente, porque cuando la mujer se atreve a denunciar, en muchos casos hay impunidad, debido a que no se le da importancia o se desacredita la denuncia de la mujer agraviada.
Me llamó la atención lo que los obispos escribieron en el documento conclusivo de Aparecida:
Lamentamos que innumerables mujeres de toda condición no sean valoradas en su dignidad, queden con frecuencia solas y abandonadas, no se les reconozca suficientemente su abnegado sacrificio e incluso heroica generosidad en el cuidado y educación de los hijos, ni en la transmisión de la fe en la familia. Tampoco se valora ni promueve adecuadamente su indispensable y peculiar participación en la construcción de una vida social más humana y en la edificación de la Iglesia… Es necesario en América Latina y el Caribe superar una mentalidad machista que ignora la novedad del cristianismo, donde se reconoce y proclama la igual dignidad y responsabilidad de la mujer respecto al hombre. (453).
Actitudes cristianas para ayudar a una mujer que sufre violencia:
● Si la víctima se animó a hablar contigo, agradécele la confianza, créele lo que dice, no la aturdas preguntándole detalles y no la juzgues o censures.
● No presiones a la víctima para que se separe del agresor. Respeta su proceso y sus tiempos.
● Está alerta a señales de maltrato físico y cambios repentinos en el estado de ánimo de la posible víctima.
● Infórmate y ofrece acompañarla a un Centro de Asistencia Especializada.
● Acércate a las amistades y familiares de la víctima para crear la red de apoyo.
● Contrarresta el efecto del aislamiento (llámala seguido por teléfono, mándale regularmente mensajes en las redes), atiéndela, permanece presente.
● Si es posible, pídele una copia de las llaves de su casa y de sus documentos importantes.
Ahora que conocemos la realidad sobre el drama de la situación de las mujeres en México, nuestra misión es:
Denunciar que hay que acabar con esa violencia que ha ido en aumento los últimos años.
Comprometernos a utilizar todos los medios a nuestro alcance para ayudar a nuestras hijas, nietas, compañeras y vecinas para que reconozcan su dignidad y no se dejen lastimar de ninguna manera por nadie.
Exigir que las niñas tengan oportunidad de una educación escolar de calidad y dar la ayuda a las niñas o mujeres que sufren violencia, de acuerdo a nuestras posibilidades. Lo importante es canalizarlas con quien pueda prestarles una ayuda adecuada y acompañarlas en su proceso.
Las mujeres necesitan la presencia de otras mujeres cuando son maltratadas o violadas y para aprender el valor de la denuncia, del perdón, del diálogo para encontrar soluciones. Esta encuesta (ENDIREH) nos debe llevar a la reflexión crítica de nuestra realidad, al diálogo, la participación y el compromiso de cada uno de nosotros.
Comparto nuevamente un párrafo de la oración de Su Santidad Juan Pablo II en la Exhortación Apostólica Christifideles laici
Virgen valiente,
inspira en nosotros fortaleza de ánimo
y confianza en Dios,
para que sepamos superar
todos los obstáculos que encontremos
en el cumplimiento de nuestra misión.
Enséñanos a tratar las realidades del mundo con un vivo sentido de responsabilidad cristiana
y en la gozosa esperanza de la venida del Reino de Dios, de los nuevos cielos y de la nueva tierra.
Amén.
Para reflexionar y compartir:
● ¿En tu familia conoces alguna niña o mujer adulta que sufre violencia?
● ¿Conoces alguna institución que ayude a las mujeres que sufren violencia? ¿Cuál?
La autora es:
Pedagoga y Expresidenta de la Unión Mundial de las Organizaciones Femeninas Católicas.
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